El vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, viajó ayer por sorpresa a Arabia Saudí para reunirse con el rey Abdulá y con el príncipe heredero, Abdalá bin Abdelaziz. Con esta visita, Cheney busca el apoyo de la influyente familia real suní para intentar calmar la violenta situación en Irak.

La visita del vicepresidente se produce en un momento conflictivo en la región, y mientras todos los esfuerzos diplomáticos por relajar las tensiones parecen infructuosos. Cheney y el rey Abdulá también hablaron del conflicto israelo-palestino y de la difícil situación en el Líbano.

La violencia en Irak obligó al presidente, Jalal Talabani, a posponer la visita a Irán para reunirse con su homólogo Mahmud Ahmadineyad. Y mientras, la violencia sigue. Fuerzas iraquís y de EEUU mataron a 36 rebeldes en Baquba y la insurgencia asesinó en Diyala a 22 personas.