Corea del Norte aceptó ayer volver a negociar el desmantelamiento de su arsenal nuclear, después de semanas de intensos esfuerzos de China. Con las reservas que el voluble carácter de Kim Jong-il aconseja, la vuelta a las conversaciones a seis (ambas Coreas, China, Rusia, Japón y Estados Unidos) finaliza la crisis desatada hace tres semanas por la prueba nuclear norcoreana.

El secretario de Estado adjunto de EEUU, Christopher Hill, dijo en Pekín tras una reunión con sus homólogos chino, Wu Dawei, y norcoreano, Kim Kye- gwan, que Pyongyang volverá a las conversaciones en noviembre o diciembre "sin condiciones". El presidente de Estados Unidos, George Bush, se mostró "feliz por el progreso conseguido", aunque anunció el envío de equipos para verificar que se aplican las sanciones.

BLANQUEO DE DINERO Aquellas negociaciones, por las que Pyongyang iba a renunciar a su carrera nuclear a cambio de ayudas económicas, se cancelaron en noviembre pasado, cuando EEUU impuso sanciones económicas a instituciones norcoreanas que ahogaban su comercio exterior. Washington argumentó que se dedicaban al tráfico de drogas y a la falsificación y blanqueo de dinero. Corea del Norte prometió que no volvería a negociar hasta que no se levantara el castigo.

Hill dijo que las sanciones siguen un "procedimiento legal" y que continuarán si se demuestran los delitos por las que se dictaron. No obstante, se comprometió a estudiarlas y aseguró que la actitud de Corea del Norte influirá en el resultado.

La ONU aprobó una resolución de condena que incluía sanciones económicas, descafeinadas por la presión de China. En su reciente gira asiática, Condoleezza Rice, secretaria de Estado de EEUU, no arrancó de China ni Corea del Sur compromisos tangibles para aplicar de forma escrupulosa las sanciones.

La marcha atrás de Corea del Norte solo se entiende por la presión ejercida por el Gobierno de China, que la sostiene con el envío de alimentos y energía. Tras la prueba nuclear, Pekín canceló las transferencias de sus bancos a Pyongyang y cortó el suministro de petróleo a un país que no tiene autosuficiencia energética de ningún tipo.