Detenciones masivas, lavados de cerebro, condenas sin pruebas, e incluso el uso de aplicaciones móviles o de reconocimiento facial. Todos estos métodos utiliza el Gobierno de Pekín para reprimir a la minoría musulmana en su territorio, los uigures, según la investigación que ha realizado el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ) y que ayer publicaron 17 medios, entre ellos 'The New York Times', 'The Guardian' o 'El País'.

Según el rotativo español, son operaciones secretas y sus detalles constan en documentos confidenciales intercambiados entre altos funcionarios del Partido Comunista de China. El Gobierno de Xi Jinping ha negado la represión y acusa a la minoría étnica de terrorista y extremista.

La investigación revela que en los campos de internamiento de la región de Xinjiang, cuya existencia reconoció Pekín en el 2018 como parte de su "lucha contra la violencia, el terrorismo y el separatismo" en esta región del gigante asiático, hay cámaras que graban en tiempo real y el control llega hasta la intimidad de los reclusos con el objetivo de evitar fugas.

"Entrenamiento ideológico"

El llamado "entrenamiento ideológico" de los uigures consiste en obligarles a aprender mandarín, el idioma oficial, se les prohíbe utilizar la expresión musulmana 'salaam alaikum' y se les dan directrices de "salud, etiqueta y buenas maneras", según consta en un boletín que está entre los documentos que ha analizado el equipo de investigación.

"Nos llevaban a clase con grilletes en los pies y esposas en las manos. Y había cámaras, podían ver cada esquina y a todos los que estábamos allí", ha relatado al ICIJ Zumrat Dawut, un uigur que reside en EEUU desde el pasado abril. Dawut también ha explicado que donde él estuvo recluido no habían camas, sino un sitio en el suelo para tumbarse. Pero como no había suficiente espacio para todos tenían que hacer turnos para dormir.

El objetivo del Gobierno chino es conseguir la "desradicalización" de los internos, como subraya la jerga oficial.