Tras la reimposición de las sanciones económicas de Estados Unidos a Irán, los signatarios que continúan en el marco del acuerdo nuclear con el país persa siguen manifestando su apoyo a la República Islámica y su voluntad de respetar el pacto internacional firmado en el 2015, aislando cada vez más a Washington. Tras la UE, ahora es China la que manifiesta su rechazo al castigo comercial estadounidense y reafirma sus lazos comerciales con el Estado persa. «China se opone a las sanciones», dijo el Ministerio de Relaciones Exteriores.

Después de la salida de Estados Unidos del acuerdo nuclear con Irán, Pekín ha cultivado estrechos vínculos comerciales con Teherán, especialmente en el sector energético. China es el mayor cliente petrolero de Irán y compra aproximadamente 650.000 barriles por día de crudo iraní, que corresponden al 7% de las importaciones totales de crudo del país. Empresas estatales como CNPC o Sinopec han invertido miles de millones de dólares en campos petrolíferos iranís.

Después de que Donald Trump dijera que las compañías que hacen negocios con el país persa serán excluidas de Estados Unidos, el ministro de Relaciones Exteriores chino confirmó que los lazos comerciales con Irán son abiertos, transparentes y legales. «China se ha opuesto sistemáticamente a las sanciones unilaterales y la jurisdicción de largo alcance», concluyó el ministro, afirmando también la necesidad de proteger los derechos legales del gigante asiático en sus negocios.

Estatuto de bloqueo / Al entrar en vigor de las nuevas sanciones, igualmente lo hace el «estatuto de bloqueo» de la Unión Europea, la actualización de una ley de los años noventa que protege a las empresas europeas de dichas medidas económicas estadounidenses y que les permite no cumplir con las sanciones secundarias.

Las compañías europeas que se verán perjudicadas por las sanciones podrán demandar al Gobierno estadounidense y pedir compensación en los tribunales por los daños encajados.