Tres exiliados iranís, militantes del grupo opositor Muyahidines del Pueblo, se inmolaron --y ayer noche estaban hospitalizados con gravísimas heridas--, ante la sede parisina del contraespionaje francés, para protestar contra las detenciones de sus compañeros realizadas el martes por la policía francesa. Otras dos antorchas humanas, en esta ocasión ante las embajadas francesas en Berna y en Londres, elevaron a cinco las tentativas de suicidio de opositores iranís en Europa.

Aunque anoche tan sólo continuaban arrestadas 26 personas, los manifestantes parecían dispuestos a seguir protestando de la manera más extrema hasta lograr por lo menos la liberación de Mariam Radjavi, esposa del líder histórico del grupo, Masud Radjavi. La policía francesa abrió una investigación judicial para determinar qué o quién les había empujado al "martirio", señalaron fuentes oficiales francesas, que consideran "una secta" al movimiento.

NI ARMAS NI EXPLOSIVOS

En la sede del CRI en Auvers-sur- Oise, la policía francesa no encontró ni armas ni explosivos, pero sí importantes cantidades de dinero, más de siete millones de dólares en total, que, según el contraespionaje francés, debían servir para financiar "atentados en Europa". Según la DST, la sede de la organización en las afueras de París "se estaba transformando en centro de financiación y de apoyo logístico" al terrorismo.

El presidente iraní, Mohamed Jatami, se congratuló de las detenciones y manifestó su voluntad de presentar una demanda de extradición para que los detenidos "sean juzgados en Irán". También pidió a Estados Unidos que siga el ejemplo de Francia.

Las palabras de Jatami no hacen más que alimentar la polémica y las especulaciones sobre los verdaderos motivos de esta espectacular operación de la policía francesa contra una organización refugiada en Francia desde hace más de 20 años. El propio expresidente iraní, Bani Sadr, refugiado también en Versalles, calificó las detenciones de "inaceptables", a pesar de que, subrayó, no tiene "nada que ver con esta gente". En declaraciones a la cadena de televisión France 3, Bani Sadr salió en defensa de los muyahidines, asegurando que "no han cometido ningún acto terrorista en Europa ni en Estados Unidos" y que por sus acciones en Irán hay que preguntarse si el régimen iraní "no es también terrorista".

MANIFESTACIONES EN IRAN

En Irán, entretanto, continuaron por octava noche consecutiva las protestas de jóvenes contra el inmovilismo del régimen de los ayatolás. La revuelta se extendió fuera de Teherán, mientras que en la capital fueron arrestados decenas de estudiantes.

Desafiante, el presidente iraní aseguró que la "injerencia en los asuntos internos de Irán" por parte de la Administración de Estados Unidos ha provocado tan sólo "mayor unidad en la nación iraní", en referencia a las declaraciones realizadas por el presidente George Bush apoyando a los manifestantes. A su vez, Bush dijo que no tolerará que Irán "se haga con el arma nuclear".