Al menos cinco personas murieron y varias resultaron heridas en la tercera y última jornada de manifestaciones organizadas por la oposición keniana en protesta contra el fraude en las elecciones de diciembre, según confirmaron fuentes de la policía.

Tal como sucedió en la víspera y el pasado miércoles, la barriada pobre de Kibera, en Nairobi, fue uno de los epicentros de los enfrentamientos entre la policía y los seguidores del principal partido de oposición, el Movimiento Democrático Naranja (ODM) que dirige Raila Odinga. Cuatro de las víctimas mortales se produjeron precisamente en Kibera, donde Efe constató que la policía abrió fuego directo contra los manifestantes, a los que previamente había tratado infructuosamente de dispersar con gases lacrimógenos.

Al atardecer y momentos antes de que la prensa extranjera abandonara la barriada, un adolescente yacía aun sobre el asfalto, muerto de un disparo en la cabeza. Un poco más lejos, en el interior de un contenedor vacío, otro muchacho permanecía tumbado, respirando apenas, a la espera de que llegara una ambulancia.

En las jornadas anteriores, destacamentos de elite de la policía contuvieron a los manifestantes en el perímetro de Kibera a fin de que no marcharan hacia el centro de Nairobi, pero en esta ocasión penetraron en el corazón del barrio y al llegar a una plaza se separaron y arrestaron a todos los que los apedreaban.

Tres adolescentes fueron conducidos a empujones a una casa, donde los policías los apalearon duramente, a juzgar por los gritos de dolor que los periodistas podían oír desde apenas diez metros de distancia. La policía amenazó a todos los que intentaban acercarse y obligó a los representantes de la prensa a abandonar el lugar sin que pudieran comprobar el estado de los tres arrestados.

Entretanto, en el centro de la capital unos 200 manifestantes, casi todos musulmanes, fueron reprimidos por la policía cuando salieron de las mezquitas donde habían estado rezando. Ninguno de los grupos de manifestantes pudo acercarse al parque Uhuru, donde la oposición trata de concentrarse desde el 30 de diciembre, y los líderes del ODM, una vez más, estuvieron ausentes de las manifestaciones.

En la ciudad costera de Mombasa, la segunda metrópoli en importancia de Kenia, una persona murió en los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad, que tal como en días anteriores impidieron las manifestaciones organizadas por la oposición pese a la prohibición impuesta por el Gobierno.

El ODM calcula que desde las elecciones del 27 de diciembre, tildadas de fraudulentas por la oposición, las víctimas mortales llegan al millar, la mayoría militantes alcanzados por los disparos de las fuerzas de seguridad. A fin de evitar más víctimas, el partido de Odinga anunció hoy que pasa a una nueva forma de lucha política, centrada en el boicot contra las empresas de los hombres próximos al presidente keniano, Mwai Kibaki.

"Hoy será nuestro último día en la calle", dijo a Efe el portavoz del ODM, Salim Lone, quien añadió que el movimiento ha pedido a sus partidarios "boicotear todas las empresas cuyos propietarios son miembros del Ejecutivo", a fin de perjudicar económicamente a un gobierno que considera "ilegal".

Por su parte, la Comisión de Derechos Humanos de Kenia afirmó también hoy que las irregularidades denunciadas en las últimas elecciones implican que "Kibaki no fue reelegido, sino que extendió su primer mandato". "El Presidente ha extendido su primer mandato tras quedar demostrado claramente que las elecciones fueron manipuladas", afirmó Maina Kiai, presidente de la Comisión de Derechos Humanos, creada por Kibaki en 2002, pero que funciona con total autonomía.

Kiai descartó la utilidad de que la oposición pueda acudir a los tribunales para recurrir las irregularidades denunciadas en la votación, como viene sugiriendo el Gobierno. "No sería sabio, porque en este país el Presidente controla todas las instituciones", subrayó Kiai, quien denunció además que Kibaki hizo maniobras para que la veintena de miembros de la Comisión Electoral fueran afines a sus políticas, lo que posibilitó el hecho de que las autoridades electorales le atribuyeran el triunfo.

El gobernante prestó juramento para su segundo mandato una hora después de que la Comisión Electoral lo declarara triunfador. Observadores internacionales denunciaron la existencia de irregularidades y pusieron en duda la credibilidad del escrutinio. "Todos los kenianos son víctimas de la Comisión Electoral", agregó Kiai.

Según datos de la Comisión de Derechos Humanos, la violencia post electoral en Kenia ha causado más de 500 muertos y alrededor de 250.000 desplazados, 6.000 de ellos refugiados en la vecina Uganda.