Varias decenas de personas sujetando una vela escuchaban ayer a un orador cerca de la Casa Azul, el palacio presidencial de Seúl. Respondían con aplausos, vítores o silbidos, según conviniera. "Llevamos años dándoles dinero y comida y ellos nos devuelven bombas. ¿Hasta cuándo aguantaremos?", tronaba.

Muchos de los congregados eran refugiados norcoreanos que pedían no ser fotografiados. "Tengo familia ahí y les podría pasar algo malo si Pyongyang me ve en estos actos", explicaba uno. El acto lo organizaba la Acción Ciudadana por la Península, una formación aún más a la derecha que el presidente surcoreano, Lee Myung-bak, cuya política agresiva con Pyongyang ha acrecentado la crisis, según muchos expertos.

"Nos llaman de extrema derecha porque pretendemos pararles los pies al país que más violaciones de derechos humanos comete en el mundo. Parece que lo progre es tolerarlo. Es una hipocresía", lamenta Sung Park, su presidente. Corea del Sur está dividida sobre Corea del Norte. Las encuestas de estos días muestran una sociedad indecisa entre las políticas de contención y acercamiento o la mano dura. Los facciones más encendidas se han dejado ver durante toda la semana en las calles céntricas de Seúl.

En las cercanías del complejo comercial City Hall, se han reunido a menudo excombatientes de la guerra de Corea (1950-1953) con sus uniformes y jóvenes de ideología de derechas para quemar banderas norcoreanas y retratos de Kim Jong Il, el actual tirano, y su hijo y sucesor, Kim Jong Un. Frente a la embajada de EEUU se concentran los de izquierdas para protestar por las maniobras de Washington en aguas nacionales.

Estos ejercicios conjuntos de Washington y Seúl acabaron ayer a mediodía. Horas después, el coronel de la Junta del Estado Mayor de Seúl, Kim Young-cheol, desveló conversaciones con Washington para nuevos juegos de guerra. Además, Seúl realizará más maniobras en solitario entre el 6 y el 12 de diciembre en 29 localizaciones, entre ellas la isla fronteriza de Daecheong.

Mientras, la comunidad internacional sigue sin acordar una estrategia conjunta.