Baquba, a unos 60 kilómetros de Bagdad y conocida en todo Irak como la ciudad de las naranjas, se ha unido al denominado triángulo suní , la zona en la que la resistencia iraquí infringe cada día alguna baja a los soldados estadounidenses. Una incorporación tardía porque, hasta hace unas semanas, Baquba era un lugar tranquilo.

En cambio, el sábado, tres soldados de EEUU murieron cuando un desconocido lanzó una granada contras las tropas que custodian el hospital infantil. Fue el último y el más grave ataque después de que hace 10 días ardiera un vehículo militar y hace una semana un desconocido lanzara una granada por encima del muro del centro hospitalario.

SOLDADO PETERSON

"Nosotros estamos aquí para impedir que saqueen el hospital", explica a la puerta del vigilado centro sanitario el joven soldado Peterson. "Yo estoy aquí desde que llegamos al pueblo y, hasta hace unas semanas, no había pasado nada", añade. Los militares destacados en Baquba son muy jóvenes y charlan sin ambages de cómo añoran su hogar o de lo diferente que es el tabaco iraquí del de EEUU. Otro asunto son los mandos, que ayer impidieron el acceso de la prensa.

Para la gente del pueblo, la explicación de la creciente hostilidad contra los soldados es muy sencilla y recuerda a argumentos que se dan en otros lugares calientes como Fallujah y Ramadi: no son ataques de milicias baazistas, es una cuestión de respeto. "En el hospital sólo hay mujeres y niños. Somos gente de tribu, y nuestra tradición prohíbe que las mujeres vean a hombres desnudos y borrachos", se queja a cinco metros de los soldados Ibrahim Solhe al Azawi.

ATAQUE A LA ACTITUD

"Hombres desnudos y borrachos" significa soldados en pantalón corto y sin camiseta a causa del abrasador calor bebiendo una cerveza y jugando a las cartas cuando no están de servicio. Según testigos presenciales, el ataque del sábado fue contra soldados en esa actitud. "Algunas mujeres se llevan a los niños aún enfermos para no pasar la noche", se enciende Al Azawi, quien añade: "Y luego está lo del jeque, pero no les atacan por eso".

Lo del jeque. "El 15 de julio a las dos de la madrugada vinieron muchos soldados, con helicópteros y un tanque. Tiraron la puerta abajo, entraron gritando, ataron a todos los hombres, mataron a mi primo, Muzana Tehsiy Al Hubeidi, y se llevaron a mi hermano, el jeque Idhan Abid, y a sus dos hijos, de 33 y 29 años". En el salón de reuniones de su casa en Kenan, un pueblo cercano a Baquba, Emhemid al Hubeidi cuenta el arresto de su hermano, un jefe tribal de 61 años "muy querido".

Oficialmente, el jeque fue acusado de refugiar a Sadam. "Es mentira. Hoy es muy fácil en Irak que cualquier envidioso diga a los americanos que alguien es baazista o que Sadam está en una casa. Mi hermano no es baazista y no ha visto nunca a Sadam más que en televisión", se defiende.

"NO SIENTO PENA POR ELLOS"

La fecha del arresto coincide con el inicio de la resistencia. Con una sonrisa, Al Hubeidi niega que su familia tenga nada que ver. "Nos han hecho mucho daño, no siento pena por ellos, pero no decimos a nadie que los ataque". ¿Entonces? "El problema es de dignidad. Los soldados no tratan bien a la gente, y la gente se ha hartado".