La abogada colombiana Clara Rojas llegó hoy a Bogotá, la ciudad en la que nació hace 44 años, y se reencontró con su hijo Emmanuel, concebido en cautividad. "Es un nuevo renacer, volví a vivir", afirmó Rojas en la base militar del aeropuerto internacional bogotano de Eldorado, adonde llegó en un avión de la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) que la había recogido en Caracas, tras la liberaración, hace tres días, por las Fuerzas Armadas Revolucionarios de Colombia (FARC) que la mantuvieron secuestrada casi seis años.

La antigua aspirante a vicepresidente en la fórmula de la secuestrada ex candidata presidencial Íngrid Betancourt, que también tiene nacionalidad francesa y con quien cayó en manos rebeldes el 23 de febrero de 2002, viajó con su madre, Clara González de Rojas, su hermano Iván y María Camila, una de sus sobrinas. Los otros familiares que la esperaban en la base aérea la recibieron con un ramo de lirios, con el que ella descendió de la aeronave a poco del aterrizaje del avión, que tomó tierra hacia las 14.05 locales (19.05 GMT).

El alto comisionado para la Paz, Luis Carlos Restrepo, y el ministro de Defensa, Juan Manuel Santos, conformaron el comité oficial que recibió allí a la ex rehén, quien agradeció al Gobierno del presidente colombiano, Álvaro Uribe, haber facilitado la operación que la devolvió a la libertad junto a la ex congresista Consuelo González de Perdomo. La misión, encabezada por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), se derivó de gestiones del jefe del Estado venezolano, Hugo Chávez, y Piedad Córdoba, congresista opositora, quien, con delegados venezolanos, recibieron a las cautivas en el Guaviare, selvas en el sureste de Colombia.

Ahora "trataré de ver a Emmanuel, de manera privada", dijo Clara Rojas, lo que pudo hacer poco después en un hogar infantil del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF, estatal), entidad que lo tiene bajo tutela desde mediados de 2005. Varias horas duró la visita al niño, en la que Rojas estuvo acompañada por madre y otros de sus familiares, además de la directora del ICBF, Elvira Forero, quien previamente había declarado que Emmanuel estaba "ávido de darle un abrazo a su madre". En Eldorado, Clara Rojas recibió "una cosita" (regalo) elaborada por el niño en el albergue del ICBF en Suba, localidad en el noroeste bogotano.

Emmanuel, de padre guerrillero, fue separado de su madre a los ocho meses de nacido, cuando los rebeldes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lo entregaron a un campesino del Guaviare, que tres meses después lo llevó a un hospital público. El bebé tenía malaria y leishmaniasis, estaba desnutrido y seguía con la fractura del brazo que se le rompió al nacer en un campamento guerrillero, en el que Clara Rojas lo alumbró por cesárea, asistida por un enfermero de la guerrilla.

"El niño parece que está muy bien", agradeció la mujer, para felicitarse porque para ella se hace "posible este milagro" de la recuperación del ámbito familiar. Es un "milagro cumplido", con la presencia Emmanuel, dijo luego, aunque se lamentó de que "esta felicidad no es completa".

La mujer aludió a la permanencia en la selva de las otras 44 personas que siguen en el grupo de rehenes que las FARC buscan canjear por medio millar de prisioneros, incluidos dos extraditados a Estados Unidos. En el fondo, es la presencia de Betancourt lo que más añora Clara Rojas, quien dijo que sintió tras regresar a su ciudad "un inmenso vacío" por la ausencia de la líder del movimiento Verde Oxígeno, por el que ambas hacían campaña política el día de su secuestro en una carretera del departamento sureño del Caquetá. "Ella sabe que yo le tengo, además de un inmenso respeto, un inmenso cariño", expresó Rojas, quien advirtió tras su liberación que no sabe nada de Betancourt desde hace unos tres años, cuando los guerrilleros las separaron y enviaron a lugares diferentes.

Clara Rojas dijo que cree que "con la ayuda de todos, vamos a lograr que Íngrid esté aquí muy pronto y todo el conjunto de personas que están cautivas". "Tengo la esperanza de que a punta de diálogo vamos a lograr algo", agregó la política, sin ahorrar las muestras de afecto con su madre, que han conmovido al mundo desde el reencuentro de ambas el pasado 10 de enero por la tarde en el aeropuerto caraqueño de Maiquetía.

La anciana Clara González de Rojas, a pesar de sus dificultades para caminar, asumió con dinamismo la cruzada por el regreso de hija y, cuando supo de que existía, de Emmanuel, sin olvidar a los demás rehenes. "Me siento orgullosa de haber completado esta campaña", dijo la madre de la ex candidata a vicepresidente antes de irse con ella al lugar secreto en el que es mantenido Emmanuel, caso único de un niño nacido en la cautividad de su madre.