Cuatro días después de que los británicos acudieran a las urnas, el Reino Unido sigue sin Gobierno. La de ayer fue otra jornada de reuniones, llamadas telefónicas, intercambio de correos electrónicos y citas clandestinas entre conservadores, liberales y laboristas. Ninguna oferta ha logrado de momento desbloquear la situación.

Nick Clegg, que dio el viernes prioridad a los tories para tratar de formar un gobierno estable, ha empezado a mantener públicamente contacto con los laboristas. Mientras su equipo negociador estaba encerrado en unos despachos próximos al Parlamento con la delegación conservadora, Clegg celebraba un encuentro secreto con Gordon Brown en el Foreign Office.

"AMBIENTE CORDIAL" La cita tuvo lugar después de que Brown convocara en Downing Street a algunos de sus más notables asesores y miembros del Gabinete, entre los que se hallaban el que fuera jefe de comunicaciones de Tony Blair, Alastair Campbell, y el ministro de Comercio, Peter Mandelson. Cameron había sido informado del encuentro entre Brown y Clegg, que discurrió "en un ambiente cordial y constructivo", según ambas partes.

De esa conversación no salió ningún acuerdo firme, pero los laboristas están ofreciendo a los liberales tramitar urgentemente la legislación para llevar a cabo la reforma electoral. Brown y Clegg debieron sopesar si en realidad su coalición tiene viabilidad. Los votos sumados de liberales y laboristas no alcanzan la mayoría necesaria. En caso de acuerdo, deberán contar con nacionalistas escoceses y galeses, alguna formación norirlandesa y los verdes.

ESTABILIDAD Tampoco se alcanzó ningún pacto en la reunión de más de seis horas mantenida entre los equipos negociadores de conservadores y liberales. "Coincidimos en que la parte central de cualquier acuerdo que podamos lograr será sobre estabilidad económica y la reducción del déficit presupuestario", declaró el tory William Hague al término del encuentro. Los mismos equipos debían volver a reunirse "en las próximas 24 horas".

Cameron, que se enfrenta al descontento creciente de diputados y militantes, envió un mensaje electrónico a los simpatizantes advirtiéndoles de que las negociaciones "conllevarán inevitablemente compromisos". Aunque no habrá más cesiones de soberanía a Europa, ni concesiones en emigración ni en defensa nacional, señalaba en su mensaje, marcando las líneas rojas.