En 1990, en uno de los momentos más tensos entre EEUU e Israel, el entonces secretario de Estado, James Baker, dio públicamente el número de la centralita automatizada de la Casa Blanca y dijo a los israelís: "cuando sean serios sobre la paz, llámennos". Ahora, cuando Israel ha vuelto a poner en jaque la relación con Washington al anunciar la construcción de más viviendas judías en Jerusalén Este coincidiendo con una visita al país del vicepresidente Joe Biden, ha sido una sucesora de Baker, Hillary Clinton, quien ha cogido el teléfono y ha dado una reprimenda y un aviso al primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu. El viernes, poco después de que Biden abandonara Israel, la secretaria de Estado llamó a Netanyahu y, en 43 minutos en los que ella llevó el peso de la conversación, transmitió el profundo malestar del presidente, Barack Obama.

Clinton recriminó la "señal profundamente negativa" y el daño a "la relación bilateral" y dijo a Netanyahu que la Casa Blanca espera ahora "acciones específicas" que demuestren que Israel "está comprometido con esta relación y en el proceso de paz", según explicó Philip Crowley, portavoz del Departamento de Estado, que insinuó que la jefa de la diplomacia llegó a vincular el apoyo militar de EEUU a Israel a la congelación de los asentamientos. La conversación hace augurar un encuentro tenso en un par de semanas, cuando Clinton y Netanyahu asistirán a la reunión anual de AIPAC, el principal lobi judío en EEUU.

Las explicaciones que dio Netanyahu sobre el anuncio de la construcción de 1.600 viviendas en Jerusalén Este no han apaciguado los ánimos y la relación bilateral ha entrado en su punto más bajo en dos décadas. En la CNN, Clinton llegó a definir este episodio como "insultante".

La situación creada obligó a Netanyahu a convocar anoche una reunión de urgencia con siete de sus ministros para abordar la crisis con EEUU.