En su estreno en Oriente Próximo al frente de la Secretaría de Estado de EEUU, Hillary Clinton quiso mandar un mensaje inequívoco durante su primera jornada de visita a Israel. "No hay otro camino que trabajar en la dirección de una solución al conflicto basada en dos estados", dijo la jefa de la diplomacia estadounidense. Las palabras de Clinton adquieren relevancia ante las reticencias del designado primer ministro israelí, Binyamin Netanyahu, a reconocer el derecho palestino a un Estado propio. Clinton también reafirmó el compromiso de su país para evitar que Irán se haga con armas atómicas, y anunció medidas de acercamiento a Siria.

En su primera toma de contacto con Israel, un país que conoce bien de sus tiempos como primera dama y que visita con cierta frecuencia desde hace tres décadas, Clinton evitó mostrar cualquier indicio de un cambio de dirección en la privilegiada relación de su país con el Estado judío. Eso sí, quiso dejar claro que su Administración se ocupará "vigorosamente" de promover el proceso de paz para la creación de un Estado palestino, el cual, añadió, "responde a los mejores intereses de Israel". "Sabemos que el camino es difícil pero no hay tiempo que perder", declaró, tras reunirse con su homóloga israelí, Tzipi Livni.

En Israel preocupa que la llegada al poder de Netanyahu pueda erosionar el longevo idilio con Washington. EEUU aporta anualmente cerca de 2.400 millones de euros al Estado judío, principalmente en ayuda militar. Desde las filas del Likud se insiste en estos días en que Netanyahu negociará con los palestinos, pero nadie parece demasiado convencido de ello. Durante su etapa de primer ministro, el jefe de la derecha frenó el proceso de Oslo.

Con Hamás, la secretaria de Estado de EEUU dejó claro la víspera en Sharm el Sheij (Egipto) que no habrá diálogo hasta que reconozca a Israel y renuncie a la violencia.