Todo está preparado para que Irak afronte, hoy, uno de sus retos más importantes tras la invasión anglonorteamericana en el 2003. Unos 19 millones de iraquís están llamados a las urnas para elegir a los 325 miembros del Parlamento que escogerá al próximo primer ministro, en unos comicios sobre los que pesa la amenaza de Al Qaeda.

La decisión de la Comisión de Cuentas y Justicia (CCJ) de retirar las candidaturas de 511 aspirantes por supuestos vínculos con el Baaz, el partido de Sadam Husein, ha empañado la credibilidad democrática de la cita y ha desatado numerosas críticas, pese a que, finalmente, un 10% de ellos fueron reintegrados.

"El episodio suscitó dudas acerca de la credibilidad de la judicatura y la capacidad de gestionar las urnas con justicia", advierte en su último informe el International Crisis Group. "He sido restaurado hace dos días; me afectó una decisión política, para impedir que ganara, siguiendo órdenes de otro país", aseguró a este diario, en una referencia a Irán, el suní Saleh al Mutlaq, el político de más renombre afectado por la decisión.

Cuatro bloques principales concurren hoy, de los que saldrá un Parlamento fragmentado en el que será necesario pactar para encabezar el Gobierno. El próximo Ejecutivo será el encargado de gestionar la progresiva retirada de las tropas de EEUU.

CONSOLIDACION EN EL PODER La coalición el Estado de Derecho, encabezada por el primer ministro Nuri al Maliki, parte como favorita tras vencer en las provinciales de hace un año. Maliki, que llegó al poder casi sin querer, ha logrado consolidarse debido al descenso de la violencia, aunque los últimos episodios violentos sucedidos desde el verano, junto a la corrupción y el caos económico le pueden llegar a pasar factura al final.

La Alianza Nacional Iraquí la integran dos formaciones que en el pasado se odiaron, pero ante el riesgo de verse marginados de la vida política se han unido. La Asamblea para la Revolución Islámica en Irak y los seguidores del clérigo radical Moktada al Sadr. Pese a que es una coalición chií, como el Estado de Derecho, no ha conseguido unir fuerzas por problemas de quien ostenta el liderazgo.

La coalición Al Iraqiya, encabezada por Iyad Alaui, es la que ha criticado con más virulencia a Maliki, y la posibilidad de un fraude electoral. Espera, en palabras de sus dirigentes, conseguir "90 diputados". El bloque kurdo se perfila como la bisagra necesaria para gobernar. A diferencia de otras elecciones, no se espera que los sunís den la espalda masivamente a las urnas, y apoyen a Al Iraqiya.