La insurgencia en Irak asestó ayer el golpe más contundente a los planes de EEUU de transferir la soberanía a un Gobierno provisional iraquí dentro de sólo seis semanas. Un atentado suicida acabó con la vida de Ezedin Salim, presidente de turno del Consejo de Gobierno Iraquí (CGI), máximo dirigente en Basora del partido Dawa al Islamiya y considerado como un líder moderado dentro de la comunidad shií. Nada más conocer la noticia, varios miembros del CGI levantaron la voz para exigir a EEUU que el traspaso de poderes, previsto el 30 de junio, no sea puramente simbólico e incluya competencias sobre las fuerzas de seguridad para hacer frente a los radicales.

Es la segunda vez que los insurgentes asesinan a un miembro del CGI, tras el atentado en septiembre de Aquila al Hashimi. Pero a diferencia de aquella ocasión, Salim ostentaba ayer la presidencia del Consejo de Gobierno, lo que le convierte en el dirigente gubernamental de más alto rango asesinado en Irak.

ANTE UN PUESTO DE CONTROL Salim viajaba a primera hora de la mañana en un convoy que esperaba su turno ante un puesto de control para entrar en la Zona Verde, el perímetro de seguridad que alberga la sede de la Autoridad Provisional de la Coalición (CPA). En la explosión murieron al menos otros seis iraquís, la mayoría miembros de su equipo de seguridad, y una docena de vehículos fueron destruidos por la onda expansiva.

Portavoces militares estadounidenses apuntaron con el dedo acusador a Abú Musab al Zarqaui, considerado como principal aliado de Al Qaeda en Irak. En una declaración hecha pública en una página web, un grupo desconocido, denominado Movimiento de Resistencia Arabe-Brigadas al Rashid, se atribuyó el asesinato de Salim, calificado de "traidor y mercenario".

Los miembros del Consejo de Gobierno reaccionaron con firmeza y prometieron seguir trabajando para "construir un Irak federal y unido", dijo Ghazi Ajil al Yawer, al frente del CGI tras la muerte de Salim. "No nos dejaremos atemorizar; esto reforzará nuestra voluntad de continuar adelante con el proceso político", subrayó el ministro de Exteriores iraquí, Hoshyar Zebari.

La sensación de que el nuevo Ejecutivo que asuma la soberanía en julio será un Gobierno sin capacidad para defenderse de Al Qaeda y la resistencia suní y shií empujó a algunos miembros del CGI a pedir a EEUU competencias en seguridad. Ahmed Chalabi, considerado el aliado del Pentágono, dijo que era necesario que EEUU adoptara "una definición de soberanía que incluya un control total sobre las fuerzas de seguridad".

En el exterior, el atentado de ayer fue recibido como un nuevo revés para la coalición ocupante. El primer ministro británico, Tony Blair, aseguró que sus tropas "no saldrán corriendo" de Irak. El presidente francés, Jacques Chirac, dijo que no existía una solución militar y que la "solución política" consiste en transferir la soberanía cuanto antes mejor.