La población civil volvió a convertirse una vez más en el blanco de un atentado terrorista en Irak: al menos 22 personas murieron y cerca de 30 resultaron heridas al estallar un coche bomba en un mercado de Bagdad. El ataque coincidió con la visita a la capital iraquí del ministro de Exteriores británico, Jack Straw.

El atentado, el más mortífero en seis semanas, se registró en el barrio de Dora, escenario de frecuentes enfrentamientos entre las comunidades shií y suní. El vehículo estalló a media tarde frente a un restaurante y afectó a un mercado. Según la policía, el terrorista, que fue detenido, activó la carga a distancia.

El ataque de ayer eleva a más de 50 el número de muertos registrados en Irak en los últimos tres días. También ayer, la ministra de Emigración, Suhaila Abed Jafar, salió ilesa de un atentado.

Mientras la violencia repunta, EEUU y el Reino Unido intentan que los shiís, ganadores de las legislativas de diciembre, cedan poder a la minoría suní en el Gobierno. Para Washington y Londres, sólo así se aislará a los grupos armados y se evitará que las luchas entre etnias y confesiones acaben en guerra civil.

"Irak vive un momento crucial", dijo Straw tras entrevistarse con el presidente iraquí, Jalal Talabani. "Las elecciones muestran que ningún grupo étnico o religioso puede dominar el próximo Gobierno", añadió, en referencia a los shiís y los kurdos, que han dirigido el Gobierno saliente. También así se expresó el embajador de EEUU en Bagdad, Zalmay Jalilzad. Las palabras de Straw molestaron al primer ministro, Ibrahim Yafari.

REHENES En París, Reporteros Sin Fronteras puso en marcha una campaña por la liberación de la periodista de EEUU Jill Carroll, secuestrada en Irak el 7 de enero. RSF invitó a los medios de comunicación de todo el mundo a sumarse a la campaña, que exige también la liberación de los informadores iraquís Rim Zeid y Maruane Jazaal.