La Marcha de Solidaridad con Nuestros Heroicos Hermanos cumplió ayer su primer objetivo. A pesar de que las autoridades israelís la prohibieron, a pesar de que el primer ministro, Ariel Sharon, descalificó a la ultraderecha que la promovió, a pesar de que la policía levantó controles en las carreteras y detuvo a decenas de autobuses con manifestantes, miles de personas --25.000 según la organización, 10.000 según la policía-- se citaron en Netivot para protestar contra la evacuación de Gaza. "Acudid a pie, en coche o en tren", instaron los líderes de la manifestación --una amalgama de rabinos, diputados de ultraderecha y colonos agrupados en el Consejo Yesha-- a los oponentes al plan de Sharon. Y así, una marea naranja de religiosos, colonos, familias y muchos jóvenes y adolescentes rompieron los diques levantados por la policía israelí y acudieron a Netivot --a pocos kilómetros del paso de Kisufim que da acceso a las colonias-- en el primer día de lo que el Consejo Yesha considera "la última oportunidad para evitar el desalojo de los asentamientos".

La concentración en Netivot, en principio, durará hasta mañana, día en que los manifestantes están llamados a romper el bloqueo militar de Gaza y tratar de entrar en los asentamientos para atrincherarse a la espera de la evacuación, a mitad de agosto. Pero la situación es tan volátil que el intento de asalto puede producirse en cualquier momento, o no llevarse a cabo.