Tras 20 meses de trabajo exhaustivo, la comisión independiente del Congreso de EEUU encargada de investigar los atentados del 11-S admitió ayer que no hay garantías de que no vuelvan a ocurrir atentados de esa magnitud. En su esperado informe final, la comisión advirtió de que un ataque "de incluso mayor magnitud es posible, incluso probable", antes de realizar numerosas recomendaciones cara a tratar de prevenirlo.

"Ningún presidente puede prometer que un ataque catastrófico como el del 11-S no volverá a suceder", sostuvo el presidente de la comisión, Thomas Kean, al hacer público el cáustico informe final, cuyas conclusiones parciales han sido divulgadas a cuentagotas durante las últimas semanas. El documento, de 567 páginas, repasa los numerosos fallos del Gobierno que propiciaron los atentados más sangrientos sufridos por este país en toda su historia.

SERIO VARAPALO Tras entrevistar a miles de personas y revisar pilas de documentos, los 10 integrantes de la comisión --cinco demócratas y cinco republicanos-- propinaron un serio varapalo a las administraciones de Bush y de su antecesor demócrata, Bill Clinton, aunque sin echar la culpa a nadie en concreto por los ataques. "Nuestros líderes no entendieron la gravedad de la amenaza" que suponía Al Qaeda antes del 11-S, subrayó Kean, una afirmación que aumentará la vulnerabilidad del presidente Bush cara a las elecciones del próximo noviembre.

Bush se puso a la defensiva, asegurando que, "de haber tenido la menor idea de que los terroristas iban a atacar a nuestro país, hubiéramos movido cielo y tierra para protegerlo". El presidente calificó el informe de "firme y sólido" y aseguró que va a estudiar sus recomendaciones, pero no se comprometió a llevarlas a la práctica.

Su rival en las elecciones, el demócrata John Kerry, anunció que si Bush no pone manos a la obra, él convocará una "cumbre de seguridad" para aplicar tales recomendaciones si llega a la Casa Blanca. "Hay imperativos sobre los que nos debemos mover rápidamente", subrayó.

Kerry, además, culpó al actual Gobierno de estar empantanado en luchas intestinas entre la Casa Blanca y los departamentos de Estado y Defensa "que han retrasado nuestra capacidad de avanzar" en la lucha antiterrorista.

Las conclusiones de la comisión describen la abrumadora indefensión de EEUU antes del 11-S, pero también advierten de que, pese a la mejora de la situación, el país "no está seguro". "No tenemos el lujo de contar con tiempo. Debemos prepararnos y actuar", recalcó Kean tras realizar un penoso recuento de los "fallos de imaginación, política, medios y gestión" que se produjeron en casi todos los niveles del Gobierno.

"Ninguna de las medidas adoptadas por el Gobierno entre 1998 y 2001 interrumpió o retrasó los planes de Al Qaeda", explicó el responsable. "Las agencias nacionales nunca se movilizaron ante la amenaza, no tenían dirección ni plan que aplicar, las fronteras no se reforzaron, no se aseguraron los transportes ni se advirtió a la ciudadanía", agregó. También recalcó que, aunque "los ataques del 11-S fueron una sacudida, no debieron haber sido una sorpresa, porque los extremistas islamistas habían hecho abundantes advertencias".