El vicepresidente de Estados Unidos, Richard Cheney, sufrió ayer un embarazoso revolcón a manos de la comisión independiente del Congreso que investiga el 11-S. Sus miembros desautorizaron a Cheney por sus aseveraciones sobre los supuestos vínculos entre Irak y Al Qaeda, una afirmación que hacía, aseguró, en base a informaciones a las que la comisión no había accedido. "Creemos haber tenido acceso a la misma información que el vicepresidente sobre los contactos entre Irak y Al Qaeda antes de los ataques del 11-S", espetó la comisión.