El Grupo de Estudio de Irak remachó ayer otro clavo en el ataúd de la política iraquí del presidente de EEUU, George Bush, con un devastador informe donde se concluye que "la situación es grave y sigue deteriorándose" en la nación árabe, tras casi cuatro años de la guerra ordenada por la Casa Blanca. "No hay una fórmula mágica para resolver los problemas" de Irak, advirtió sombríamente el grupo de expertos, cuyos miembros urgieron a lanzar una ofensiva diplomática en la región para estabilizar Irak y hacer posible la retirada de la mayoría de las brigadas de combate de EEUU en el primer trimestre del 2008.

El esperado informe, que ha tardado ocho meses en confeccionarse y que tiene 142 páginas, ofreció ayer a Bush un amplio abanico de 79 sugerencias para intentar sacar a EEUU del sangriento atolladero iraquí. Es una sonora bofetada a las tesis del presidente. Los 10 miembros del grupo de sabios --cinco demócratas y cinco republicanos-- coincidieron en una cosa: "No recomendamos la solución de continuar con la estrategia actual porque, en nuestra opinión, ya no es viable", dijo su copresidente, el exsecretario de Estado republicano, James Baker.

MINIMIZAR LA SITUACION La violencia sectaria, y no Al Qaeda, es "el principal desafío a la estabilidad" de Irak, afirmó la comisión Baker , enmendándole así la plana al presidente Bush. Pero el informe también vapulea al Pentágono, por "minimizar de forma significativa" el nivel actual de violencia en la nación.

Además, lanza una dura crítica a la inteligencia estadounidense, porque "todavía no entiende muy bien ni a la insurgencia ni el papel de las milicias" de Irak. "La violencia aumenta en amplitud y poder letal, alimentada por la insurgencia suní, las milicias chiís, los escuadrones de la muerte, Al Qaeda y la rampante criminalidad", afirma el informe.

Para evitar "la caída en el caos que podría desencadenar el derrumbe del Gobierno de Irak y una catástrofe humanitaria", el grupo hizo dos recomendaciones principales. La primera consiste en que EEUU lance a partir del 31 de diciembre nuevos y mayores esfuerzos diplomáticos y políticos en Irak y en la región, incluyendo contactos directos con Siria e Irán, para lograr que Teherán corte el suministro de armas y entrenamiento a los insurgentes iraquís, y que Siria haga otro tanto con el tráfico de terroristas, insurgentes y dinero. No obstante, Bush se niega a negociar con ambos y particularmente con Irán, hasta que se resuelva el pulso nuclear que mantiene con Occidente.

Además, la comisión Baker recomendó cambiar la misión inicial de los 141.000 soldados estadounidenses presentes en Irak, para dar prioridad al entrenamiento del ejército iraquí, con el objetivo de que se haga cargo de la seguridad en el país. Con ello "se permitirá a EEUU comenzar a retirar sus fuerzas de combate responsablemente" a comienzos del 2008. De materializarse esta retirada, todavía quedaría un número de militares no determinado en Irak, para concentrarse en acciones rápidas, entrenamiento, equipamiento y operaciones de búsqueda.

MAS ASESORES "No se pueden esperar milagros", subrayó el grupo de expertos, cuyo plan de retirada no es la urgente salida de Irak dentro de cuatro a seis meses que reclama la oposición demócrata, ni tampoco el calendario que rechaza la Casa Blanca. La comisión prevé que será necesario pasar de los 4.000 asesores actuales que entrenan al ejército iraquí a 20.000. Y hará falta tiempo para que acaben su entrenamiento. Bush aseguró que tomará "muy seriamente" las recomendaciones.