Veinte años después de premiar al dalái lama, Oslo abofeteó la otra mejilla china. Liu Xiaobo, el disidente político más célebre y actualmente encarcelado, fue galardonado ayer con el premio Nobel de la Paz. La decisión enfureció al Gobierno de Pekín, que la calificó de "obscenidad" y anunció dificultades en las relaciones bilaterales. Lo primero que hizo fue convocar al embajador noruego en Pekín.

Más allá de las fronteras chinas, el premio fue unánimemente aplaudido, sin los matices de precipitación que acompañaron a su predecesor, el presidente estadounidense Barack Obama. El currículum de Liu acredita más de dos décadas de lucha por la democracia. Lo recordó el propio Obama, que pidió su inmediata liberación, y subrayó: "Liu ha sacrificado su libertad por sus creencias". Liu, de 54 años, es el segundo chino en recibir el premio, después del dalái lama. El comité lo justificó por su "larga y pacífica lucha a favor de los derechos humanos en China", según el comunicado hecho público por el Instituto Nobel.

LA CARTA 08 El premiado permanece en la cárcel desde finales del 2008, condenado a 11 años por "incitar a la subversión". Liu es uno de los ideólogos de la Carta 08, firmada por cientos de académicos, intelectuales, periodistas o artistas. El manifiesto urge a acometer reformas democráticas al uso occidental, con separación de poderes o elecciones libres. Algunos de los firmantes han sido interrogados por la policía o detenidos.

Xu Youyu, otro de los firmantes del manifiesto, dijo que el reconocimiento compensaba "el enorme sacrificio" de Liu. "El premio no es solo para él sino para un grupo que está luchando. Miles de personas que sufren se sentirán reconfortadas por la noticia", concluyó. La candidatura de Liu era la favorita y contaba con el apoyo de antiguos premiados, como el arzobispo Desmond Tutu o Vaclav Havel.

La reacción china fue escueta y contundente. "Liu Xiaobo es un criminal que ha sido sentenciado por violar la ley china", se leía en un comunicado del Ministerio de Asuntos Exteriores. El premiado, continuaba, va en contra del espíritu del premio y la decisión es "una obscenidad". Por último, el comunicado vaticinaba que el galardón iba a afectar las relaciones bilaterales.

TRATADO EN PELIGRO China y Noruega están negociando un tratado de libre comercio, que sería el primero que el país asiático firmaría con uno europeo. El ministro noruego de Asuntos Exteriores, Jonas Gahr Store, tuvo que salir al paso de las amenazas de China al asegurar que "hay una clara línea entre un comité independiente y el Gobierno noruego". "Deben entender que así funciona nuestra sociedad", añadió Store.

La maquinaria diplomática ya había intentado evitar el premio en las últimas semanas, según el Instituto Nobel noruego. Su director, Geir Lundestad, reveló que la vicesecretaria de la cancillería china, Fu Ying, había solicitado reunirse con los miembros, un extremo desmentido por esta.

APAGON INFORMATIVO La señal de las cadenas de televisión BBC y CNN, solo permitidas en hoteles y complejos de apartamentos para extranjeros, fueron cortadas poco después de hacerse pública la noticia. Frente a la casa de Liu, en el centro de Pekín, rápidamente se acumularon decenas de periodistas extranjeros.

La policía registraba los coches que se adentraban en el complejo de viviendas para impedir en los próximos días el contacto con su mujer, Liu Xia. Durante el día de ayer se había mostrado "encantada" con el premio y confiada en que la comunidad internacional lo aprovechará para insistir a las autoridades de Pekín para que lo liberen, según la agencia AFP.

Una veintena de disidentes que celebraban la concesión del prestigioso galardón fueron detenidos, según las agencias de información internacionales.