Un tribunal militar israelí sentenció ayer a ocho años de cárcel a Taysir Hayb, un soldado israelí beduino que mató al británico Tom Hurndall, de 22 años y activista del Movimiento Internacional de Solidaridad en Rafá (sur de Gaza) en el 2003. Hurndall se encontraba en Rafá efectuando tareas de interposición entre civiles palestinos y soldados israelís cuando, en un tiroteo con milicianos, Hayb lo hirió en la cabeza. Hurndall murió tras permanecer nueve meses en coma.

El fallo es el más duro contra un soldado israelí por acciones en los territorios palestinos desde el inicio de la Intifada. La defensa argumentó que el hecho de que Hayb fuera beduino contribuyó al castigo ejemplar.