Mientras las agencias de la ONU calculan que deberán atender a unas 500.000 víctimas si la guerra contra Irak estalla ("probables escenarios humanitarios", reza el informe), los preparativos no cesan. Lo peor del conflicto que viene no será su ferocidad ni los daños en toda la región, sino la degradación moral planetaria consistente en aceptarlo sin rechistar y descontarlo como irreversible.

Ahí la responsabilidad se reparte generosamente entre políticos, líderes religiosos, opiniones públicas y militares. Sólo las víctimas de estos "probables escenarios" se salvan. Es decir, están condenados.