La Conferencia Episcopal Española (CEE) lanzó ayer una rotunda condena del posible ataque a Irak y pidió agotar todos los medios pacíficos para evitar "la destrucción y la muerte que la guerra comporta". Advirtió que, "en todo caso", hay que respetar la legalidad internacional en el marco de las resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU.

El documento, aprobado por la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Española, respalda las numerosas reacciones contra la guerra de órdenes religiosas, asociaciones de fieles, pastorales, declaraciones de obispos y de la Conferencia Episcopal Tarraconense.

Los prelados españoles también se unen a las gestiones del Papa en favor de la paz y expresan su deseo de encontrar un eco positivo entre los gobernantes, para que sepan "eliminar toda razón que pudiese justificar esa solución extrema que es la intervención armada".

"El servicio a la paz y al orden entre los pueblos exige que no se acuda a la destrucción y a la muerte que la guerra comporta. La guerra no puede ser el camino único e insoslayable. Las guerras son evitables", subrayan.

El portavoz de la Conferencia Episcopal Española, Juan José Asenjo, negó que el documento presente ambigüedades. Evitó pronunciarse sobre la reciente consideración del ministro de Defensa Federico Trillo de que las declaraciones del Papa no obligan a los católicos. No obstante, Asenjo advirtió: "Los católicos sólo tienen obligación de seguir su doctrina cuando habla excátedra. Pero tienen que recibir con buen ánimo y asumir proporcionalmente otros pronunciamientos doctrinales".