La congresista tiroteada en Arizona, Gabrielle Giffords, ha sorprendido a médicos y familiares, al abrir ayer los ojos por primera vez desde el atentado y levantar el brazo izquierdo.

Giffords, a la que una bala atravesó el cerebro, salvó la vida en una acción dirigida contra ella y en la que murieron seis personas y provocó otros 13 heridos.

Con la cabeza vendada y un ojo semicubierto, la congresista abrió los ojos después de la visita del presidente Barack Obama y su esposa, Michelle, mientras la también congresista Debbie Wasserman Schultz y la senadora Kirsten Gillibrand, permanecían en la habitación hablando a la herida y animándole a ponerse bien porque tenían que salir a comer y a hacer salidas juntas.

"Me di cuenta de que podía escucharnos y entender lo que estabamos diciendo", explicó Gillibrand a los periodistas. "Comenzó a abrir los ojos, literalmente. Fue un momento tan intenso que nos pusimos a llorar de alegría".

Giffords, que permanece entubada, comenzó entonces a comunicarse por gestos con su marido, lo que según los médicos significa que se recuperará.