Cercado por miles de manifestantes y con el fantasma de la desintegración territorial, entre otras pesadillas, sobrevolando la Casa de La Libertad, el Congreso boliviano se reunió ayer en esta improvisada sede de Sucre para escoger al sucesor del presidente Carlos Mesa.

Las posiciones se han polarizado en esta ciudad, antigua capital del país, a unos 600 kilómetros al sureste de La Paz. El presidente del Senado, Hormando Vaca Díez, primero en la línea sucesoria, parecía empecinado en sustituir al dimitido Mesa con el respaldo de la misma coalición política de partidos tradicionales que gobernó con Gonzalo Sánchez de Lozada, el jefe de Estado depuesto por una revuelta popular en octubre del 2003.

RESPALDO EMPRESARIAL Vaca Díez pertenece al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y cuenta con el beneplácito de los sectores empresariales de Santa Cruz, la región más rica de Bolivia que busca su autonomía del poder central. Pero su figura provoca un profundo rechazo entre las organizaciones políticas y sociales, que han tomado las calles de este país y mantienen un cerco sobre La Paz para reclamar la nacionalización de los hidrocarburos y la convocatoria de una Asamblea Constituyente.

El líder del Movimiento al Socialismo (MAS), Evo Morales, amenazó ayer con convocar a una "dura resistencia" si Vaca Díez se sale con la suya. "No es posible que estos partidos sean ciegos para no ver a los bolivianos y sordos para no escuchar los pedidos de renuncia de Vaca Díez y Mario Cossío". Cossío es el presidente de la Cámara de los Diputados y el segundo en la línea de sucesión.

El MAS, segunda fuerza en el Congreso, está dispuesto a que sea nombrado como presidente Eduardo Rodríguez, el presidente del Tribunal Supremo, con el compromiso de que convoque de inmediato elecciones para todos los cargos y abra paso a la constituyente. Rodríguez, sin embargo, tampoco despierta entusiasmo: ha sido designado en el Supremo por Sánchez de Lozada y se le conoce por sus fuertes lazos con la derecha.

El triunfo de Vaca Díez desataría un vendaval y sólo podría sostenerse decretando el estado de sitio, dicen los analistas. Pero los militares no parecen muy entusiasmados con esa posibilidad. Mientras se agudiza el desabastecimiento en las principales ciudades, en particular en la capital política, y se mantienen 128 cortes de carreteras y tomas de campos petroleros; cuando todos los aeropuertos han sido cerrados y nadie se atreve a predecir cómo se resolverá el conflicto, el alto mando hizo un llamado a la "tregua política y social".

"CORDURA Y ENTENDIMIENTO" Vestido de uniforme de combate, el comandante de las Fuerzas Armadas, el almirante Luis Aranda, exhortó a los bolivianos a recuperar "la cordura y el entendimiento", "únicos caminos para evitar el suicidio nacional". Los militares, que creen necesario "un nuevo pacto social", advirtieron de que "actuarán, de ser necesario, para preservar la integridad y soberanía nacional, el imperio de la ley y la defensa de la democracia".

La situación es tan grave que el Gobierno español de José Luis Rodríguez Zapatero ha enviado un avión de la Fuerza Aérea a Lima (Perú) para facilitar la evacuación de ciudadanos españoles si fuera necesario. Los ministerios de Exteriores y de Defensa trabajan en el operativo.