Por un escaso margen de 51 votos a favor y 46 en contra, el Senado de EEUU se unió ayer a la Cámara de Representantes y aprobó el proyecto de ley de financiación de las guerras de Irak y de Afganistán que incluye un calendario de retirada de las tropas de EEUU del país árabe en 11 meses. Dado que el presidente estadounidense, George Bush, ha anunciado por activa y por pasiva que vetará la legislación en cuanto llegue a su despacho, el Congreso y la Casa Blanca se encuentran en pleno enfrentamiento institucional, que pone de manifiesto la división existente sobre el devenir del conflicto bélico en Irak.

Este choque entre Capitolio y Casa Blanca tiene un componente práctico y otro político. Desde el punto de vista pragmático, una vez Bush vete la legislación, el texto regresará a las cámaras para iniciar de nuevo el proceso legislativo, ya que los demócratas no cuentan con suficiente mayoría en las cámaras para salvar el privilegio presidencial.

Esto no significa que las tropas vayan a quedarse sin dinero de forma inmediata, ya que el texto prevé que los más de 100.000 millones de dólares presupuestados empiecen a usarse a partir del 30 de septiembre. Numerosos analistas en Washington coinciden en que, en su segundo recorrido por las cámaras, la legislación será suavizada para que sea aceptable por Bush, y no poner en riesgo a las tropas en el campo de batalla por estrecheces presupuestarias.

LA VERTIENTE POLITICA Otro asunto es la vertiente política del pulso entre demócratas y republicanos. Con esta legislación, la mayoría demócrata en el poder legislativo ha querido demostrar que han terminado los días en que Bush tenía las manos libres para hacer y deshacer a su antojo en Irak. Conscientes de que su mayoría en las cámaras se debe en gran medida al hastío popular por la guerra y con la vista puesta en las presidenciales del 2008, los demócratas han mandado el claro mensaje de que dan por zanjada la presencia de EEUU en Irak, a falta de decidir el cuándo y el cómo.

En el ámbito de las encuestas, Bush tiene la guerra con los demócratas perdida, pero aún así no da su brazo a torcer. "Entendemos que la población esté cansada de la guerra, pero una rendición no es la forma de hacer volver a nuestras tropas", dijo Dana Perino, portavoz de la Casa Blanca. La Administración Bush sostiene que fijar un calendario sería "devastador" para el país y la región, según indican los servicios de espionaje, el Pentágono y la Casa Blanca.

CUARTO ANIVERSARIO Por eso, Bush y los suyos acusan al Capitolio de arriesgar las tropas y la seguridad nacional por un pulso político. Los republicanos están muy irritados por el último requiebro de los demócratas, que probablemente no presentarán la legislación a Bush hasta el lunes o el martes. Pésimo momento para vetarla, ya que el martes se cumplirá el cuarto aniversario del discurso de Bush a bordo del USS Abraham Lincoln en el que dio por finalizados los "principales combates" en Irak.