Los dos principales partidos británicos, Conservadores y Laboristas, han conseguido un moderado avance en las elecciones locales celebradas este jueves en Inglaterra. Los votantes han optado por el status quo, en el que unos y otros han ganado y perdido algo. Los resultados son un relativo alivio para la primera ministra Theresa May y una frustración para el jefe de los laboristas, Jeremy Corbyn. Tradicionalmente los partidos en el gobierno suelen perder terreno en este tipo de elecciones locales, pero después de ocho años en el poder, los conservadores han hecho incluso progreso en algunas zonas. Los laboristas siguen imponiéndose en Londres, pero sin nuevas ganancias y sin haber a los tories, como era su empeño, los distritos más codiciados de Westminster, Wandsworth o, según todos los indicios, Kensington y Chelsea. La falta de avance en las urnas da a entender que con Jeremy Corbyn los laboristas nunca podrán ganar unas elecciones generales.

Al margen de los grandes partidos, el dato más destacado es el hundimiento del UKIP, el partido antieuropeísta que impulso el referéndum del ‘brexit’ y está en vías de extinción. Su derrumbe ya se constató en las elecciones generales de hace un año y parece haber favorecido ahora a los conservadores en algunas alcaldías. Los liberales demócratas, que habían quedado prácticamente barridos del mapa, han ganado posiciones, adjudicándose el control de Richmond en la capital, aunque aún les queda mucho por hacer en el camino de la recuperación.

Con 87 de los 150 consejos municipales escrutados los tres principales partidos habían registrados ganancias en el número de puestos logrados. Laboristas (+30), Conservadores (+16), Liberales demócratas (+24) UKIP (-87). Verdes (+6).

Los del jueves eran comicios locales, parciales que sólo se celebraban en Inglaterra, lo que impone prudencia a la hora de extrapolar los resultados a un contexto nacional. En juego estaban 4.371 puestos en 150 corporaciones municipales, incluidos todos distritos de Londres.

Era la primera vez que los británicos acudían a las urnas tras las elecciones generales del año pasado que tuvieron un desastroso resultado para el partido conservador. A la primera ministra le fallaron los cálculos, perdió la mayoría en la Cámara de los Comunes y desde entonces trata de sobrevivir de crisis en crisis. Todo indica que una vez más salva ha vuelto a salvar su posición.

Ninguno de los dos principales partidos se halla en un momento muy boyante. Ni May ni Corbyn convencen realmente a los británicos. En un reciente sondeo el 39% de los consultados consideraron a la líder conservadora mejor primera ministra que al jefe de los laboristas, frente a un 25% que cree lo contrario. Pero los que no saben o no contestan alcanzan el 35%, lo que da a entender que muchos votantes no tienen en este momento un líder político o quizás un partido al que apoyar con convicción.