El Tribunal Constitucional de Turquía decretó ayer la ilegalización del Partido de la Sociedad Democrática (PSD), principal formación política kurda, por su supuesta vinculación al grupo armado Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), considerado terrorista por Turquía, la UE y EEUU. La sentencia tuvo en cuenta la ilegalización de Batasuna por parte de la justicia española y su posterior ratificación en el Tribunal de Estrasburgo, según explicó el presidente de la corte turca, Hasim Kiliç.

Aunque el proceso comenzó en el 2007 a instancias de la Fiscalía General de la República, que denunció al PSD por atentar contra "la indivisible unidad del Estado y la nación", la ilegalización llega en el peor momento, ya que supone un duro golpe a los esfuerzos emprendidos por el Gobierno turco y por el propio PSD durante este año para resolver el conflicto kurdo de una forma pacífica.

El Constitucional ordenó, además, la intervención de todos los bienes del partido y la inhabilitación política por cinco años de 37 miembros del PSD. Entre ellos figuran su presidente, Ahmed Türk, la diputada Aysel Tugluk y la activista Leyla Zana, galardonada en 1995 con el premio Sajárov del Parlamento Europeo por su lucha en defensa de los kurdos, que ya le costó la inhabilitación política en los 90 y una condena a 15 años de cárcel. Türk y Tugluk pueden perder su acta de diputados a pesar de pertenecer al sector más moderado del partido, mientras que a los diputados kurdos más radicales no les ha afectado la decisión del Constitucional. El PSD tiene el cuarto mayor grupo parlamentario de Turquía, con 21 diputados, y en las elecciones locales de marzo arrasó en la región suroriental de Turquía.

El presidente del PSD calificó la ilegalización de "desesperanzadora", pero hizo un llamamiento a que continúen "la lucha democrática, el diálogo y el sentido común". "Creo que, por muchos obstáculos que se les ponga, la paz y la democracia triunfarán algún día en Turquía", afirmó. Aun así el proceso de paz parece herido de muerte.

Durante la última semana, coincidiendo con la deliberación de los jueces, ha aumentado la tensión en el sureste del país, donde se han producido numerosas concentraciones de los nacionalistas kurdos en defensa del líder histórico del PKK, Abdulá calan, encarcelado de por vida. Las protestas se saldaron con la muerte de un manifestante por disparos de la policía.

ATENTADO MORTAL Además, en la provincia norteña de Tokat, el PKK atacó el lunes a una patrulla militar y mató a siete soldados turcos, poniendo fin a la tregua que había decretado a principios de año. En un comunicado, la organización armada kurda reclamó la autoría del atentado, pero explicó que se trató de una acción de represalia tomada por un comando del PKK "sin atender a las instrucciones del Comando Central". Algo que pone de relieve las fuertes tensiones internas en el mismo PKK respecto al proceso de paz.

El pasado mes, un miembro del PKK en Irak reconoció a este diario que los dirigentes del grupo tenían dificultades para "contener" a sus comandos dentro de Turquía y obligarles a mantener la tregua, ya que el Ejército turco ha continuado sus operaciones antiterroristas.