El flujo de refugiados que entran en Túnez huyendo de la represión desencadenada en Libia por el dirigente de este país, Muamar El Gadafi, contra los manifestantes que pretenden su caída, continuó hoy de manera incesante. El paso fronterizo de Ras Jedir, ya en territorio tunecino, es el lugar donde se concentran miles de trabajadores, originarios en su mayoría de Túnez y Egipto, que escapan de la ola de violencia desencadenada en Libia en los últimos días y que podría haberse cobrado centenares de muertos, de acuerdo con diversas fuentes. Cargados con sus maletas y con todo lo que han podido sacar de Libia, los refugiados relatan a la prensa cómo han sido sus últimas horas en territorio libio hasta alcanzar la frontera con Túnez. Pese a que se observan divergencias en cuanto al relato sobre cómo han sido tratados por las fuerzas de seguridad libias, casi todos los refugiados coinciden en que en muchas ocasiones les han robado el dinero que llevaban encima y, casi siempre, el teléfono móvil o, al menos, la tarjeta de memoria del aparato. El motivo para ellos está claro. Como dijo a Efe Saad, un trabajador egipcio recién llegado a Ras Jedir: "Gadafi no quiere que nos llevemos fotos o imágenes de vídeo que tenga que ver con lo que pasa en Libia". Saad, que trabajaba como albañil en Libia, relató que justo antes de rebasar la frontera, el autobús en el que viajaba con sus compañeros desde Trípoli fue detenido por la policía, que se apoderó de los teléfonos móviles y, en su caso, de los 4.000 dinares libios que portaba. Tanto Saad como otros declararon a Efe que el argumento empleado por los agentes libios para apropiarse de ese dinero era el de "gastos de aduana". Aunque es difícil precisar la cifra de personas que han cruzado la frontera en la jornada de hoy, fuentes policiales tunecinas indicaron que podría ascender a "varios miles". De hecho, en Ras Jedir aguardan varios autobuses que trasladan a los refugiados al aeropuerto de Cartago de la capital tunecina, en el caso de los extranjeros, especialmente los egipcios (el grupo más numeroso de los que han cruzado la frontera), o a sus ciudades de origen, en el caso de los tunecinos. Aunque muchos de los refugiados indican que no han sufridos malos tratos físicos por parte de la policía libia, otros, como Aoum, también egipcio, sí indican que han sido insultados por los agentes, que les decían que son "las sanguijuelas de Libia". La mayoría de los refugiados preguntados por Efe trabajaban como obreros en Libia, especialmente en la construcción o en sectores derivados, aunque otros se dedicaban a la pesca, como Mohamed, quien viene de la ciudad de Zawara y manifestó que el camino hasta la frontera transcurrió sin incidentes, pero justo antes de cruzar a Túnez la policía libia les ha pedido dinero para cruzar. Abdelkader, un electricista tunecino procedente de la ciudad de Sirte (en la costa central de Libia), manifestó que "allí hay muchos soldados y policías, no se ven manifestantes" y señaló también, como la gran mayoría de sus compañeros, que a casi todos les han quitado el móvil. No obstante, fuentes de la ONG "Kachef Tunisie" (vinculada al movimiento scout internacional), manifestaron a Efe que tienen constancia de que, además de los robos, se han producido varios casos de agresiones, protagonizadas en ocasiones por jóvenes vestidos de civil. "La gente viene fatigada, con hambre y con mucho miedo; han visto agresiones, o han sido agredidos, y han sido robados, por lo que se encuentran muy mermados física y psicológicamente", dijo a Efe un portavoz de la citada organización que pidió el anonimato.