El peso político del Vaticano ha entrado de pleno en la campaña electoral italiana para las generales de los próximos 9 y 10 de abril. Varios políticos ateos, divorciados o que han formado parejas de hecho están haciendo cola para hacerse la foto con el papa Benedicto XVI antes de los comicios. Este curioso interés de los políticos, sobre todo de los conservadores, por visitar al guía de los católicos, provoca malestar en la oposición progresista.

El ministro de Exteriores, Gianfranco Fini, asistirá el sábado a una "vigilia mariana" de los universitarios romanos, que presidirá el Papa. Nueve días antes de las elecciones, el Papa recibirá a un grupo de 200 parlamentarios del Partido Popular Europeo (PPE) encabezado por el primer ministro, Silvio Berlusconi.

El pasado sábado, el Pontífice recibió a Marcello Pera, presidente del Senado, que se autodefine como "un ateo devoto", de acuerdo con la expresión norteamericana sobre los neoconservadores, que observan con atención (electoral) a los creyentes.

"Es difícil no interpretarlo como una injerencia", declararon ayer el comunista Fausto Bertinotti y el ecologista Alfonso Pecoraro Scanio. "Es una patada a las muelas de la política italiana", comentó el filósofo Gianni Vattimo. Piero Fassino, de los Democráticos de Izquierdas, acusó al Ejecutivo de "usar una visita al Papa con fines electorales".

Romano Prodi, líder de los progresistas, evitó polemizar sobre la audiencia y declaró que el obispo de Roma es libre de recibir a quien quiera, y que personalmente no piensa "implicar a la Iglesia católica y a sus jerarquías en la campaña electoral".

"DIOS NO QUIERA" La ruptura vaticana de la práctica de no recibir a los candidatos superó ayer las fronteras de la política al publicarse una carta que el cura Paolo Farinella ha escrito a Benedicto XVI sobre la audiencia al PPE. "Dios no quiera que el Papa permita una mezcla diabólica indebida y defienda la Sede de Pedro del cálculo de interés y de bajas estrategias partidistas".

Mientras, los curas de las Ediciones Paolinas han lanzado otra ofensiva contra el Gobierno conservador, que en días pasados envió a las 24.000 parroquias un librito propagandístico sobre los regalos económicos hechos por el Ejecutivo. Un editorial de la revista Vida pastoral denuncia que el Gobierno "ha elevado la corrupción y el robo a sistema". Su conclusión es que ningún partido tiene el monopolio del pensamiento cristiano y que "nadie tiene derecho a pensar que, quien vota de modo diferente a él, sea menos cristiano".