La contundente victoria del conservador Aníbal Cavaco Silva, reelegido como jefe del Estado en las presidenciales del domingo con un 52,9% de los votos, pone más presión en el Gobierno socialista que dirige el primer ministro, José Sócrates. Tras casi seis años en el poder y en minoría desde las elecciones de septiembre del 2009, el Gobierno sufre ahora un considerable desgaste por la crisis y las impopulares medidas de austeridad. La pregunta del millón es si Sócrates logrará acabar la legislatura. Como presidente de la República, Cavaco tiene la potestad de disolver el Parlamento y convocar elecciones legislativas.

En su discurso de la victoria el domingo por la noche, Cavaco advirtió de que va ejercer "una presidencia activa" y que será "muy exigente" con el Gobierno en las políticas para salir de la crisis, con la lucha contra el paro y la contención de la deuda externa como prioridades. "Los presidentes suelen ser más intervencionistas en el segundo mandato, porque ya no se juegan nada personalmente", señaló a este diario el profesor de Ciencia Política del Instituto de Ciencias Sociales de Lisboa Antonio Costa Pinto.

Otra cosa es que el presidente de la República decida disolver el Parlamento. Durante la campaña dijo que no tenía "apetito" para hacerlo. Costa Pinto ha subrayado que Cavaco, que fue primer ministro durante 10 años, "aprecia la estabilidad gubernamental". "Pero si está convencido -añade- de que tiene una alternativa de estabilidad política a la derecha, lo hará".

LA DERECHA NO PROPONDRÁ ELECCIONES ANTICIPADAS... DE MOMENTO

Esta alternativa Cavaco la vislumbraría si tuviera la certeza de que el conservador Partido Socialdemócrata (PSD), al que pertenece, ganaría ampliamente las elecciones. Los sondeos apuntan a una victoria del PSD pero con mayoría insuficiente. El líder del PSD, Pedro Passos Coelho, que sería el candidato a primer ministro en unas legislativas, aseguró el domingo por la noche, tras conocerse los resultados de las presidenciales, que no tiene ninguna intención de derribar al Gobierno. Passos Coelho subrayó que el PSD ya ha tenido "muchas oportunidades" de abrir una crisis y no lo ha hecho.

Los partidos portugueses no suelen anunciar coaliciones postelectorales hasta después de que los ciudadanos se hayan pronunciado en las urnas. Pero el pasado diciembre, el PSD y el derechista Centro Democrático y Social - Partido Popular (CDS-PP) afirmaron que estaban dispuestos a gobernar juntos, reeditando así la Alianza Democrática que en 1979 lideró Francisco Sa Carneiro. Los mismos sondeos indican que juntos, alcanzarían la mayoría absoluta para gobernar. El CDS-PP ya apoyó a Cavaco en las presidenciales.

DESAFECCIÓN POLÍTICA

Pese a la contundente victoria en porcentaje, los medios portugueses subrayan hoy que Cavaco es el presidente que ha sido reelegido para un segundo mandato con el menor número de votos en términos absolutos, a causa de la fuerte abstención (53,4%).

Costa Pinto no está muy seguro de qué ocurriría en unas legislativas. "Tanto si votan a la izquierda como a la derecha, los portugueses aprecian el Estado social y los servicios públicos, como la sanidad o la escuela pública. Una parte de la sociedad tiene miedo de que si la derecha llega al poder, la solución al problema del déficit sea mayor empobrecimiento y menos servicios públicos". Y añade: "esto será probablemente inevitable, pero esta es otra cuestión".

En un claro intento de separar la dinámica electoral de las presidenciales con la coyuntura del Gobierno, Sócrates afirmó, en su primera reacción a los resultados de las presidenciales, que "los portugueses han votado contra el cambio, por la continuidad y la estabilidad".

UN CANDIDATO IZQUIERDISTA SIN EL APOYO ENTUSIATA DE LOS SUYOS

Resulta interesante subrayar que el candidato presidencial socialista, Manuel Alegre, obtuvo en las elecciones del domingo un porcentaje (el 19,8%) más bajo que cuando concurrió como candidato independiente en las presidenciales del 2006 (el 20,74%), pese a que ahora contaba con el respaldo oficial -aunque poco entusiasta- del gobernante Partido Socialista (PS) y del Bloque de Izquierda. Pese a las divergencias internas en el seno del PS y con clara voluntad de no perjudicar al Gobierno, Alegre afirmó en la noche electoral que asumía personalmente la derrota. "Mi objetivo era conseguir una segunda vuelta y no lo he logrado. La derrota es solo mía, y no de quienes me han apoyado", dijo.

Pese a quedar tercero, uno de los vencedores de la noche fue el independiente Fernando Nobre, fundador de una oenegé médica y hombre carismático, que logró un nada desdeñable 14,1% sin contar con el aparato de ningún partido. Las especulaciones apuntan, sin embargo, que detrás de la candidatura de Nobre estaba la facción socialista afín al veterano dirigente Mario Soares, enemistado con el más izquierdista Alegre desde que este tuvo la osadía de concurrir a las presidenciales del 2006 cuando Soares era el candidato oficial del PS. Alegre perdió entonces ante Cavaco pero obtuvo más votos que Soares.

Nobre recogió el domingo parte del voto de protesta, aunque el descontento popular se expresó de forma más contundente con una abstención que batió todos los récords en la historia de la democracia portuguesa desde la Revolución de los Claveles de 1974. Como titula hoy el Jornal de Notícias "Ganó Cavaco y la protesta".