La rebelión en el Partido Laborista para librarse de Jeremy Corbyn parece perdida de antemano. Corbyn se ha asegurado prácticamente la victoria sobre los insurgentes, al lograr que su candidatura figure automáticamente para competir en la batalla por el liderazgo, sin necesidad de los 51 apoyos de los diputados del parlamento británico y el europeo.

Ese requisito, que los demás aspirantes deberán cumplir, hubiera podido en la práctica eliminar a Corbyn de la carrera, ante la incapacidad de recoger ese número de avales. La decisión de poder concurrir automáticamente la tomó el Comité Ejecutivo Nacional del partido, en votación secreta, con 18 miembros a favor, frente a 14 en contra.

Corbyn se declaró “encantado”. Llegar a ese resultado llevó más de seis horas de una azarosa reunión, que deja en manos de los militantes de base, mayoritariamente ‘corbynistas’, la elección de líder.

La estrategia de los laboristas moderados de formar un frente común contra Corbyn también se ha resquebrajado. Hasta el lunes la diputada Angela Eagle era la candidata única y esperaba aglutinar todo el voto anti-Corbyn. El martes sin embargo un nuevo aspirante, Owen Smith, anunció su intención de presentan su candidatura, si logra el respaldo necesario. La división de fuerzaspuede sentenciar la competición.

CALENDARIO PARA LA ELECCIÓN

El partido, cuyo control está en disputa, presentará este jueves el calendario para la elección, que debería durar dos meses, con el anuncio del ganador la víspera de la conferencia anual del partido Laborista, el 24 de Septiembre. Son los afiliados quienes votan al líder y el 60% lo hizo por Corbyn hace sólo diez meses.

Una movilización en las redes sociales, auspiciada por el grupo de extrema izquierda Momentum, ha multiplicado el número de militantes, que ya supera el medio millón. Desde el referéndum se han producido más de 100.000 nuevas afiliaciones, una adhesión masiva presuntamente de ‘corbynistas’. Si Corbyn logra mantenerse en el cargo, la ruptura del laborismo sería mas que probable.