El Partido Laborista cerró ayer la última vía de escape que le quedaba a Theresa May y su acuerdo sobre el brexit. Los laboristas han dado por terminadas las conversaciones entre Gobierno y oposición, después de seis semanas de encuentros sin progreso alguno.

En una carta dirigida a la primera ministra, Jeremy Corbyn afirmó que las discusiones han ido, «tan lejos como se podía». Sin embargo, la falta de flexibilidad del equipo conservador y «la inestabilidad y debilidad crecientes de su Gobierno», hace inútil continuar las negociaciones, afirma. «El Gobierno no ha variado fundamentalmente su posición y las divisiones en el Partido Conservador suponen que el Gobierno está negociando sin autoridad y sin capacidad para hacerlo».

La primera ministra acusó a su vez los laboristas de «estar divididos» y no saber, «si quieren cumplir con el brexit o tratar de anularlo, convocando un segundo referéndum».

May puede estar vivivendo los últimos días como primera ministra. La dirigente fijará la fecha de su renuncia la primera semana de junio. El sucesor, temen los laboristas, no estaría obligado a respetar un acuerdo sobre el brexit pactado entre el actual Ejecutivo y la oposición. Esas dudas, «sobre la habilidad del Gobierno para llevar a cabo cualquier compromiso que se acuerde», han pesado, señala Corbyn, en la decisión de acabar las discusiones.

ÚLTIMO RECURSO / May recurrió a Corbyn, al que siempre despreció, como último recurso, después de tres tentativas fracasadas de conseguir en la Cámara de los Comunes la aprobación del acuerdo sobre el brexit, ratificado por los Veintisiete en noviembre. Fue una petición de ayuda tardía y desesperada, que indignó a numerosos diputados de uno y otro partido. Para los conservadores era impensable y humillante estar en conversaciones y en las manos de «un marxista». Para los laboristas no era cuestión de sacarle las castañas del fuego a May y su equipo, después de tres años caóticos, ignorando a las fuerzas de oposición.

Corbyn señala en su carta que las conversaciones se han desarrollado en un ambiente «constructivo». Y si bien, «ha quedado claro que, aunque en algunas áreas el compromiso ha sido posible, no hemos logrado resolver las importantes diferencias entre nosotros». En esta situación, advierte que, sin cambios significativos, los laboristas, se continuarán oponiendo al acuerdo del Gobierno, porque no creen «que proteja puestos de trabajo, nivel de vida o la industria en Gran Bretaña».

final anunciado / En los últimos meses se ha dado como inminente el final de la primera ministra varias veces. Pero ahora las opciones se le han acabado. May ha planeado una cuarta votación sobre el acuerdo del brexit en la primera semana de junio. En este caso se tratará, no de una moción, como en ocasiones anteriores, sino del propio proyecto de ley en sí. La apuesta es arriesgada, tras la ruptura con los laboristas y sabiendo que los tories de línea dura jamás van a aceptar un brexit con el actual sistema de salvaguarda (backstop), ideado por Bruselas, para solventar el problema de la frontera en Irlanda del Norte. Las posibilidades de que sea aprobado son casi inexistentes y la primera ministra no podría volver a presentarlo en el mismo periodo de sesiones.

El anuncio sobre la fecha para el relevo de la primera ministra, provocó la mayor caída de la libra esterlina en los últimos tres meses. May deberá marcharse sin un acuerdo y eso aumenta la posibilidad de una salida del Reino Unido sin pacto alguno. Como explicaba la jefa de la sección de política de la BBC, Laura Kuenssberg «así las cosas, no hay un camino legal para bloquear el que el que nos vayamos sin un acuerdo en octubre. Si no hay ley, ni votaciones vinculantes, no hay una ruta técnica para hacerlo». Tampoco hay posibilidad de una segunda consulta.

«Los que quieren otro referéndum, necesitan encontrar el camino para cambiar la ley y poder celebrarlo», advierte. El fracaso de May influirá en la batalla que van a librar los aspirantes al liderazgo conservador.