Corea del Norte, el otro país que junto a Irán forma lo que queda del eje del mal que tanto teme el presidente estadounidense, George Bush, hizo oficial ayer lo que ya era de sobras conocido: que posee armas nucleares y, según las televisiones estadounidenses, amenazó con probarlas en un futuro cercano. Así lo hicieron saber los delegados del régimen comunista que participaron en la ciudad de Pekín en las negociaciones tripartitas con China y Washington, un diálogo que concluyó sin ningún acuerdo un día antes de lo previsto.

"Han dicho lo que ya sabíamos, que tienen armas nucleares. No, no nos ha sorprendido. Ya lo decíamos nosotros, ahora lo dicen ellos", comentaron fuentes de la Administración estadounidense. El anuncio fue formulado por el representante norcoreano en el diálogo tripartito, Li Gun, un vicedirector general del Ministerio de Asuntos Exteriores norcoreano quien, tras confirmar la posesión por parte de su Gobierno de armas atómicas, espetó al encargado del Departamento de Estado para Asia, James Kelly: "¿Y qué vamos a hacer?", informó la CNN.

UN COMPROMISO

Según fuentes estadounidenses, Li dijo que Pyongyang estaría dispuesto a desmantelar su programa de armas nucleares a cambio de que el Gobierno de Estados Unidos se comprometa por escrito a no atacar Corea del Norte. El alto funcionario dejó claro, no obstante, que no es posible desmantelar un arma nuclear.

En una declaración oficial desde Pyongyang, la agencia de noticias estatal subrayó que la guerra unilateral emprendida por EEUU en Irak ha demostrado que la única forma que tiene un país de protegerse es a través de un fuerte poder disuasorio.

La línea de dureza adoptada por Corea del Norte parece obedecer a la pretensión ya manifestada desde el inicio de la crisis nuclear, en octubre pasado, por Pyongyang, que exige un tratado de no agresión por parte de Washington. A cambio, el régimen de Kim Jong Il estaría dispuesto a dar garantías en materia de "seguridad" sobre su programa atómico.

Al desafío planteado por Corea del Norte respondió el secretario de Estado norteamericano, Colin Powell. "Estados Unidos no se dejará intimidar por declaraciones belicosas", dijo Powell, que lanzó una velada amenaza a los dirigentes norcoreanos: "Harían mal en ir por este camino".

PRIMERA REUNION

Fue Powell quien anunció el fin anticipado de las discusiones tripartitas de Washington. "Ha sido una primera reunión y el objetivo no era resolver las diferencias", subrayó. El secretario de Estado también dejó claro que Washington no ha eliminado ninguna de las opciones sobre la mesa para lidiar con el desafío que plantea Corea del Norte, una forma diplomática de decir que no se descarta la acción militar. Powell subrayó que se estudian las diferentes formas de "eliminar" la amenaza que supone el programa nuclear norcoreano.