Los norcoreanos se familiarizan a marchas forzadas con quien presumiblemente les gobernará en un futuro. Un par de semanas atrás veían por primera vez el aglobado rostro de Kim Jong-Un, tercer hijo y probable heredero del actual tirano, Kim Jong Il, en unas lejanas fotos y breves capturas televisivas durante el extraordinario cónclave del Partido de los Trabajadores.

Ayer lo vieron en un desfile militar, en una de las raras retransmisiones en directo de la tele norcoreana, con motivo del 65º aniversario del partido. El empacho televisivo certifica la puesta en marcha del culto a la persona del régimen y lo apuntala como sucesor de la única dinastía comunista del mundo.

ACTO DESMEDIDO En el desmedido acto participaron 20.000 militares y una fila de tanques, vehículos antiaéreos y misiles, que desfilaron por la Plaza Kim Il Sung de Pyongyang. Los misiles portaban pancartas donde se leía: "Venced a las tropas estadounidenses. Los soldados de EEUU son los enemigos de la Republica Popular de Corea".

El régimen permitió a varios medios occidentales ver en directo la celebración, etiquetada por funcionarios norcoreanos como la mayor de su historia.

Kim Jong-un estuvo en el estrado principal de la plaza, con traje azul en lugar del uniforme militar, cercano a su padre, saludando y aplaudiendo. También había importantes cargos militares y una delegación diplomática de China, el principal soporte del régimen.

Kim Jong Il, de 68 años, presentaba el aspecto demacrado de sus últimas apariciones. Las imágenes lo mostraron con una marcada cojera y necesitado de ayuda para alcanzar el estrado. La apoplejía que sufrió en el 2008 precipitó el proceso sucesorio, del que Kim Jong-Un salió ganador frente a sus dos hermanos mayores. En el reciente cónclave fue nombrado general de cuatro estrellas y miembro de la dirección del Partido.