Cuando los departamentos geológicos internacionales detectaron a primera hora de ayer un terremoto en la parte septentrional de Corea del Norte, el margen de duda era exiguo: otro ensayo nuclear. Después llegó la confirmación norcoreana, y una unánime y enérgica condena internacional.

Varias agencias confirmaron un terremoto de 4,7 grados en la escala de Richter a las 9.54 (hora local) en Kilju, unos 400 kilómetros al noreste de Pyongyang. La explosión se produjo a menos de 10 kilómetros bajo tierra. Según cálculos del Ministerio de Defensa ruso, la detonación subterránea tuvo una fuerza de 10 a 20 kilotones, similar a las bombas estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki. Es una notable mejora respecto al primer ensayo nuclear norcoreano, en el 2006, cuya potencia Rusia había cuantificado entre 5 y 15 kilotones, aunque fuentes estadounidenses no la elevaron más allá de un kilotón. Después del ensayo nuclear, Corea del Norte lanzó tres misiles tierra-aire de corto alcance, según la agencia de noticias surcoreana Yonhap.

"AUTODEFENSA" KCNA, la agencia norcoreana, confirmó el ensayo "como parte de las medidas para reforzar la política disuasoria de autodefensa, según habían solicitado los científicos".

La prueba de ayer sigue sin revelar el potencial nuclear de Pyongyang. No hay dudas de que cuenta con misiles y ojivas nucleares, pero el tercer e indispensable paso consiste en colocar las segundas en los primeros y alcanzar una autonomía de vuelo suficiente. El Taepodong 2, al que los más optimistas atribuyen capacidad para golpear Hawai, suele hundirse en el océano al poco de despegar. Muchos expertos creen que el Ejército, de un millón de hombres, trabaja con chatarra de la guerra fría.

El general estadounidense James Cartwright, vicepresidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, calificó recientemente los ensayos norcoreanos como "fracasos" y desaconsejó a otros países comprar sus misiles.

El presidente de EEUU, Barack Obama, reaccionó con dureza. Corea del Norte "está retando directa e irresponsablemente a la comunidad internacional. Su conducta incrementa las tensiones y socava la estabilidad", dijo. El presidente de EEUU añadió que el test supone una amenaza "a la paz mundial" y afirmó que la comunidad internacional "debe actuar en respuesta a este desafío temerario".

La prueba fue "intolerable" para Japón, enemigo tradicional en la zona y cuyo territorio sí está dentro del alcance de los misiles norcoreanos. Tokio pidió una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU, que anoche celebró una sesión de urgencia para estudiar la imposición de nuevas sanciones.

Incluso sus aliados en la zona censuraron a Pyongyang. China le exigió que regrese al programa de desnuclearización y cese "todas las acciones que puedan empeorar la situación". De igual forma se expresó Rusia, que junto con China suele bloquear las sanciones en la ONU.

"IRRESPONSABLE" La condena también llegó del responsable de Exteriores de la Unión Europea, Javier Solana: "Este acto irresponsable garantiza una firma respuesta de la comunidad internacional". El Ministerio de Asuntos Exteriores español calificó el ensayo de "provocación".

Corea del Norte había entrado hace unos meses en una de sus cruzadas contra el mundo, recrudecida tras el lanzamiento en abril de un misil de largo alcance. Pyongyang amenazó con nuevos ensayos si la ONU no retiraba su condena y sus sanciones. Corea del Norte también ha recrudecido sus tensiones con el vecino del sur. El pasado mayo, Pyongyang calificó de "prebélicas" las maniobras militares surcoreanas en la frontera.