La bola de nieve no hace más que crecer. Todo empezó en Francia, a mediados de septiembre, cuando el jefe de los servicios de contraespionaje, Bernard Squarcini, avisó de que el país "está bajo una gran amenaza terrorista" y "todos los indicadores están en rojo". Pero ha sido la recomendación del Departamento de Estado de EEUU, el pasado fin de semana, de que los viajeros a Europa "extremaran sus precauciones" lo que ha desatado una confusa alerta general. ¿Está Europa en peligro inminente de sufrir un grave atentado de Al Qaeda? ¿O, como insiste Alemania, se trata de una oleada de "alarmismo" ante un riesgo "elevado pero abstracto" con la que se hace el juego a los terroristas?

"Las amenazas de terrorismo en la Unión Europea son reales", dijo ayer el coordinador antiterrorista de la UE, Gilles de Kerchove. Aunque fue parco en detalles: "Los responsables políticos no atemorizarían a la población sin nada que lo justifique", declaró. Los ministros de Interior de los Veintisiete debaten hoy en Luxemburgo la reacción de la UE a las alertas, en un encuentro en el que también estará presente la secretaria adjunta de Seguridad Nacional de EEUU, Jane Hall.

ATAQUES SIMULTANEOS Cuando elevó el nivel de alerta terrorista, París se refirió a informaciones "fiables" de riesgo de un atentado suicida, posiblemente en el transporte público, pero sin más concreciones. Fueron las cadenas británicas de televisión Sky News y BBC las que, a finales de septiembre, aseguraron que Al Qaeda planeaba atentados simultáneos en Londres y en varias ciudades francesas y alemanas. La estadounidense Fox News detalló una lista de objetivos: la Torre Eiffel, Notre Dame, la estación central de Berlín, el lujoso Hotel Adlon berlinés y la torre de televisión de Alexanderplatz.

Mientras se suceden las alertas a los viajeros (en EEUU, el Reino Unido, Japón, Suecia y, ayer, Francia), Alemania se esfuerza en cambio en desdramatizar e insiste en la falta de "indicios concretos" de un atentado inminente y la necesidad de "no caer en el alarmismo". "Nos tomamos todo esto en serio. Pero la manera en que se está presentando públicamente es algo que los terroristas utilizan, porque quieren sembrar el miedo. Nosotros trabajamos y hablamos poco", dijo ayer el ministro de Interior, Thomas de Maizière. España mantiene el nivel de alerta "medio" que, a juicio de Alfredo Pérez Rubalcaba, "es suficiente para garantizar la seguridad".

"Al Qaeda lleva cinco años intentando que vuelvan a ocurrir atentados espectaculares. Sin embargo, lo que hace que este momento sea especial es una acumulación de elementos conocidos por los servicios de inteligencia estadounidenses, británicos, franceses y alemanes sobre la posible planificación de atentados de considerable magnitud, quizá innovadores respecto a sucesos anteriores, en suelo europeo", explica Fernando Reinares, experto en terrorismo yihadista del Real Instituto Elcano y catedrático de la Universidad Rey Juan Carlos. En definitiva, lo que se ha detectado es que los yihadistas "tienen planes para cometer algún atentado importante en Europa y que, como cabía esperar, no sería obra de células locales independientes, sino producto de Al Qaeda en conjunción con organizaciones afines cuyas bases se localizan en las zonas tribales de Pakistán".

Los indicios apuntan a que la intención de Al Qaeda es llevar a cabo en alguna gran ciudad europea, principalmente París o Berlín, una réplica de los atentados del 2008 en Bombay, que costaron la vida a 170 personas. Es decir, en lugar de un gran atentado con bomba, se trataría de asaltar con armas automáticas o granadas algún lugar concurrido y, como en la ciudad india, cometer una masacre e incluso tomar rehenes. Un ataque así "conlleva una carga de terror superior incluso a la de una bomba, ya que puede prolongarse durante horas o incluso días", explica el investigador de yihadismo global Marcos García Rey.

EL ORIGEN Los ejecutores de la acción armada serían ciudadanos británicos o alemanes entrenados en campamentos en Pakistán. La detención en Afganistán de Ahmed Sidiqi, un terrorista afgano con nacionalidad alemana, y su interrogatorio en la base de EEUU de Bagram están en el origen de las alertas.

"No es fácil para las autoridades encontrar el adecuado equilibrio entre informar y alarmar cuando se trata de amenazas terroristas", apunta Reinares. Para Javier Jordán, experto en terrorismo de la Universidad de Granada, las alarmas presentan ventajas e inconvenientes. "Si un comando prepara un ataque y se le da a entender que se tiene información del mismo, puede que renuncie. Además, nadie puede acusar a los gobiernos de mantener baja la guardia. La desventaja es que, si se suceden las alertas, la opinión pública se cansa. Además, se da publicidad gratuita a los grupos terroristas, que es justo lo que no se debe hacer".