La crisis política belga, la más larga del mundo, se agravó aún más hasta alcanzar un nivel rayano en el esperpento, al mezclarse nuevos elementos que forzaron hoy al rey Alberto II a interrumpir sus vacaciones y volver al país de urgencia. Por una parte, las conversaciones que mantienen ocho partidos políticos bajo la dirección del líder socialista francófono, Elio Di Rupo, sufrieron esta madrugada un bloqueo total. Y por otra, el primer ministro en funciones, Yves Leterme, quien lleva más de 500 días en el puesto de forma provisional, anunció por sorpresa que va a aceptar una oferta para convertirse en secretario general adjunto de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).

Se trata de una situación constitucional inédita, incluso en un país acostumbrado a todo tipo de adversidades en sus largas crisis políticas, que puede incluso aumentar la desconfianza de los ciudadanos y los mercados financieros en la posibilidad de que el actual callejón sin salida tenga solución. El bloqueo en las negociaciones se debe una vez más al espinoso asunto de la escisión del distrito electoral Bruselas-Halle-Vilvoorde, que reúne a la capital y a los municipios flamencos de su periferia, y que es el caballo de batalla de las disputas entre las comunidades francófona y neerlandesa del país.

Las negociaciones del martes, que habían comenzado a las 11:30 hora local, concluyeron hacia las 02:30 de hoy después de que, según algunas versiones, los democristianos flamencos (CDV) dieran marcha atrás en algunas cuestiones tras conocer que su antiguo líder, Leterme, dejaría la política nacional. Ante esta situación, Di Rupo, encargado por el rey de intentar formar Gobierno, convocó una reunión "de última oportunidad" entre los ocho partidos, que comenzó a las 12:00 GMT de hoy sin que hasta ahora se haya conocido nada sobre su contenido. Di Rupo señaló, en una nota, que hay "un bloqueo profundo de las negociaciones", por lo que llamó a la responsabilidad de los que ponen pegas a sus propuestas y advirtió de que "está en juego el futuro del país".

En cuanto a la marcha de Leterme, el primer ministro en funciones desde abril del año pasado emitió un comunicado en el que señaló que ha aceptado una propuesta del secretario general de la OCDE, el mexicano Ángel Gurría, para convertirse en su adjunto. La decisión final será tomada por los Estados miembros de la organización el próximo viernes. Sin embargo, la nota asegura que Leterme sólo asumiría el nuevo puesto "teniendo en cuenta sus responsabilidades actuales" como jefe de Gobierno. El anuncio generó una intensa discusión acerca de qué pasará si la crisis se alarga y Leterme deja el cargo, ya que no está claro quién podría ser el nuevo jefe del Gobierno en funciones, y varios expertos constitucionalistas no se ponen de acuerdo sobre qué dice la Carta Magna ante esta situación totalmente inédita.

Christian Behrendt, un experto constitucional de la Universidad de Lieja, dijo a la televisión publica francófona RTBF que "no se puede nombrar a un primer ministro si no tiene apoyo del Parlamento", y tampoco se puede nombrar a un jefe del Gobierno en funciones. En cambio, otro constitucionalista, Marc Uyttendaele, considera que es posible lograr un acuerdo en el seno del Gobierno en funciones para que el viceprimer ministro primero asuma el timón del Ejecutivo de forma provisional, lo que apunta al liberal francófono Didier Reynders. Ante esta situación, el rey, que había partido ayer para unos días de vacaciones en la ciudad francesa de Niza, tuvo que regresar hoy de urgencia para seguir de cerca la evolución.

Un avión militar viajó esta mañana a Francia y retornó con el monarca a primera hora de la tarde al aeropuerto militar de Melsbroek (afueras de Bruselas). Leterme dirige desde el 22 de abril de 2010 un Gobierno en funciones que ha sido encargado de aprobar un presupuesto para 2012, en el que se debe incluir una reducción del déficit público para evitar un deterioro de la posición belga en los mercados de deuda.