Las fuerzas de seguridad egipcias afrontaron anoche una nueva ola de protestas de la comunidad cristiana local después de que un ciudadano copto muriera tiroteado y otros cinco resultaran heridos mientras viajaban en un tren, a unos 230 kilómetros al sur de la capital, El Cairo. Un grupo de cristianos se enfrentó a las fuerzas de seguridad con piedras y estos respondieron con gases lacrimógenos. El ataque se produjo solo 11 días después de que un atentado, aparentemente islamista, en una iglesia de Alejandría acabara con 23 cristianos e hiriera a 90 durante la misa de Año Nuevo. El nuevo derramamiento de sangre coincide con el rechazo airado del Gobierno egipcio a las llamadas del Papa Benedicto XVI para proteger activamente a la comunidad cristiana local.

Según fuentes de la seguridad egipcia, citadas por el diario Al Masri al Youm, el agresor subió a un tren que iba de Assiut a El Cairo en la localidad de Samalut, a un 260 kilómetros de la capital. La única víctima del tiroteo es un anciano de 71 años, aunque dos de los heridos están graves, según fuentes médicas.