"Después de (Juan) Perón y de Evita, somos las dos personas más ultrajadas de todas nuestra historia, pero no me quejo", dijo la presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner sobre las denuncias mediáticas de corrupción que apuntan contra empresarios ligados a su difunto esposo, Néstor Kirchner, que se han convertido en la principal bandera de la oposición a cuatro meses de las elecciones legislativas. Fernández de Kirchner le habló al país, pero especialmente a la multitud que colmó la Plaza de Mayo y sus alrededores para conmemorar los 203 años del inicio del proceso de independencia de la corona española y, lo que es más importante para la liturgia oficial, el inicio del mandato del Néstor Kirchner, hace 10 años, con el que se ha dado comienzo a un ciclo de hegemonía política que, en principio, se extenderá hasta 2015.

"Mal que les pese es una década ganada, no por un Gobierno, sino por el pueblo", dijo la mandataria. "Década ganada” se ha convertido en la consigna con la cual se realizaron los festejos. "¿Quién puede creer lo de la década ganada?”, aseguró 'Clarín', el diario del grupo económico que, en los hechos, se ha convertido en la principal voz impugnadora de este proceso. Como si le estuviera respondiendo a ese artículo, ella dijo: "Queremos que a esta década ganada le siga otra más".

Sin embargo, sugirió a sus seguidores a empezar a buscar nuevos liderazgos, de cara a la renovación presidencial. "No soy eterna ni quiero serlo", dijo la presidenta, dando tal vez a entender que no comparte la idea del 'kirchnerismo' más radical de reformar la Constitución para que pueda disputar un tercer período de Gobierno.

Durante su discurso hizo una encendida defensa de las medidas tomadas desde 2003 a la fecha. "Este no es un modelo económico, este es un proyecto político con objetivos económicos, culturales y sociales, digo entonces que es necesario empoderar a la sociedad y en cuanto a los insultos, a los agravios, a la descalificación y difamación permanente, inclusive, contra los que ya ni siquiera pueden defenderse porque ya no están, les seguiremos contestando con gestión, acción, trabajo, sacrificio, esfuerzo, militancia, participación", señaló. "Si la tocan a Cristina, que quilombo (pelea) se va armar”, respondió la multitud.

"Todavía estamos peleando, ya no por la libertad, sino por la igualdad que es el gran signo de esta década y de las que vendrán", dijo. La presidenta convocó a sus seguidores poner en práctica el concepto de que "la patria es el otro". Dijo que ese "otro" alude a aquellos que "todavía no pudieron conseguir un trabajo o lo tienen en negro", el "que lucha para conseguir su casa propia", aquel "joven que no puede estudiar porque tiene que trabajar" o "el que sufre adicciones y tenemos que rescatarlo entre todos".

Festejos por la "década ganada”

La "década ganada” se festejó con enormes recursos. Participaron músicos extranjeros (Silvio Rodríguez, Café Tacuba, la Orquesta Simón Bolivar) y artistas locales. La figura de Néstor Kirchner fue evocada en todo momento. En aquel 2003, había obtenido la presidencia con el 22% de los votos. Tras la debacle económica de 2001, un 53% de las personas eran pobres. Miles de familias habían perdido sus ahorros o los tenían atrapados en el "corralito”. El paro era del 22%. Cuatro años más tarde, la economía crecería un 39%. El incrementó del empleo y el salario sería del 49 y 36%. Cuando Néstor le entregó el bastón de mando a su esposa, en diciembre del 2007, el Estado había recuperado buena parte de su función reguladora de la economía y se habían anulado las leyes que protegían a los responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la última dictadura militar (1976-83). Eso ha permitido que el dictador Jorge Videla muriera hace 10 días en una cárcel común, con tres condenas a prisión perpetua sobre su espalda y que haya más de 400 militares procesados.

Al asumir, Cristina se enfrentó con los grandes productores agropecuarios. Fue derrotada. Perdió los comicios legislativos de 2009 y muchos pensaron que el kirchnerismo era ya historia. Sucedió lo contrario. La presidenta termina su mandato en el 2015. La gran discusión del presente tiene que ver con la posibilidad de que pueda designar un heredero. Por eso, el debate sobre el futuro es, también, sobre el pasado. En horas previas a los fastos de Estado, los defensores del Gobierno pusieron sus números sobre la mesa: el consumo creció un 102% durante la década. El PIB aumentó un 98,6%. El paro es de 7,9%. Hace 10 años, la deuda externa representaba un 166% del PIB. Hoy es solo el 41%. Se han estatizado los fondos de pensión, Aerolíneas Argentinas, que estaba en manos del grupo Marsans y Repsol-YPF. El Congreso sancionó la ley de matrinomio igualitario. Se multiplicó la ayuda a los más carenciados.

Las críticas

Los que rechazan el "modelo” creen tener razones mayores: la inflación anual de los últimos cuatro años es del 30%, la inseguridad es un problema no resuelto. La pobreza, recuerdan, no baja del 19,9 %. El 'kirchnerismo', insisten, quiere avasallar a la justicia y silenciar a los disidentes. El dólar en el mercado paralelo está por las nubes.

Las tres multitudinarias marchas de la oposición realizadas en los últimos meses tuvieron a todos esos temas en su agenda y, en especial, el de la corrupción. Los medios que se oponen al Gobierno llevan a diario en sus portadas denuncias sobre presuntos enriquecimientos. Un programa televisivo, Periodismo para Todos, se dedica cada domingo a corroer la mitificada figura del extinto mandatario: se lo presenta como un avaro, fascinado por el dinero y sin escrúpulos.

A medida que los Kirchner fueron construyendo su poder político se les endilgó una ambición sin límites, un deseo de favorecer a sus amigos empresarios y una acumulación de capital familiar que no se compadecía con sus funciones. Esas denuncias son por estas horas, el reverso de los festejos autoindulgentes. No hay término medio. "Cuando la gente se cansa de un Gobierno y quiere creer, cree aunque se le muestren indicios de lo contrario. Y viceversa en los momentos de romance con su Gobierno, no cree nada malo aunque se le pongan pruebas frente a sus ojos”, escribió Jorge Fontevechia, director del diario 'Perfil'. Un factor de ese cansancio es, claramente, la economía. Ya no se consume como hace dos años. El dólar dejó de ser una moneda de ahorro pàra la clase media y ocurrieron varios desastres que también minaron la credibilidad del Gobierno como las inundaciones en la provincia de Buenos Aires y el accidente ferroviario en el que murieron 50 personas en febrero del 2012.