Las críticas, lejos de amainar, arrecian. La ministra alemana de Sanidad, la socialdemócrata Ulla Shmidt, está en el epicentro de la polémica después de que el robo del coche en la localidad alicantina donde veranea dejara al descubierto que se había llevado el vehículo oficial, un Mercedes, de vacaciones.

Mientras la portavoz del ministerio justificaba ayer la decisión de llevarse el coche desde Alemania a España con el argumento de que estaban previstos algunos actos oficiales --ir a visitar a la comunidad alemana residente en la costa alicantina, entre otros--, la oposición y los socios de coalición --la Unión Cristianodemócrata (CDU) de la cancillera Angela Merkel-- se le tiraron encima. Y es que todos intentarán sacar provecho del incidente a dos meses de las elecciones generales. "Con su comportamiento, Schmidt daña la reputación de los más de 600 diputados del Bundestag", subrayó el portavoz de asuntos presupuestarios de la CDU, George Schirmbeck.