En las últimas horas, cuatro mujeres han denunciado que fueron víctimas de abusos y tocamientos del candidato republicano a la Casa Blanca, Donald Trump, ahora empecinado en orientar su campaña con la teoría de que si pierde las elecciones será porque están amañadas.

Las denuncias, realizadas en medios de comunicación de Estados Unidos, llegan cuatro días después de que el candidato republicano negara en el segundo debate presidencial haber llegado a realizar agresiones sexuales de las que había alardeado en el vídeo publicado el viernes por The Washington Post. Aunque Trump ha negado también estas últimas acusaciones y ha amenazado con denunciar a The New York Times si no se retracta del artículo que incluye dos de las acusaciones, el escándalo puede dar un nuevo golpe a menos de un mes de las elecciones del 8 de noviembre a una campaña que ya pasa por apuros.

El Times ha dado voz a Jessica Leeds, una mujer de 74 años que asegura que hace más de tres décadas en un viaje de avión Trump le tocó el pecho e intentó meter la mano bajo su falda, así como aRachel Crooks, que afirma que el empresario le besó contra su voluntad en la boca en 2005 cuando coincidió por trabajo con él en la Torre Trump.

Por otra parte, The Palm Beach Post ha publicado la historia deMindy McGillivray, una mujer de 36 años que asegura que Trumple tocó el trasero en 2003 en su complejo de Mar-a-Lago en Florida. En la revista People, la reportera Natasha Stoynoff ha escrito en primera persona la historia de un encuentro con Trump en diciembre de 2005, también en Mar-a-Lago, adonde había ido para entrevistar al empresario y a su esposa Melania y donde, asegura, el ahora candidato republicano le besó en la boca sin su consentimiento en un momento justo antes de comenzar la entrevista en que se habían quedado solos.

Estas acusaciones no son las primeras de este estilo contra Trump pero en los cuatro casos llegan después de que el candidato negara en el debate con Hillary Clinton en San Luis el domingo haber cometido agresiones sexuales. En ese cara a cara, uno de los moderadores, Anderson Cooper, preguntó expresamente a Trump si había cometido actos como de los que alardeaba en el vídeo. El candidato, que repetidamente ha intentado minimizar lo que se revelaba en la grabación como “charla de vestuario”, contestó: “No, no lo hice”.

AIRADA RESPUESTA DE TRUMP

El propio Trump ha insistido en esa negación cuando ha sido contactado por The New York Times antes de publicar su historia. “Nada de esto sucedió”, le dijo el martes al periodista que le llamó para entrevistarle sobre las últimas alegaciones. Trump, según el diario, estaba “enormemente agitado” y “empezó a gritar” al reportero, al que le dijo: “eres un ser humano asqueroso”.

Su campaña emitió el miércoles un comunicado llamando al artículo del Times “ficción”, un “ataque político” y “peligroso”. “Ir décadas atrás en un intento de calumniar al señor Trump trivializa la agresión sexual y marca un nuevo punto bajo de hasta dónde están dispuestos a ir los medios en los esfuerzos para determinar estar elecciones”, escribió el portavoz del candidato republicano Jason Miller. Horas después Mark Kasowitz, un abogado de Trump, envióuna carta por correo electrónico al director del diario, Dean Baquet, exigiendo la retirada del artículo y una disculpa. “No hacerlo no dejará a mi cliente más remedio que seguir todas las acciones y remedios disponibles”, concluye la carta.

LOS CASOS

Leeds ha explicado al diario neoyorquino que el empresario, sentado en primera clase junto a ella en un vuelo a Nueva York, le tocó los pechos e intentó meter su mano debajo de la falda apenas unos minutos después del despegue y sin que se hubieran conocido antes.

"Era como un pulpo", ha explicado la mujer, que había sido invitada a primera clase y salió corriendo para volver sentarse en las últimas filas el resto del vuelo.

"Fue una agresión", ha apuntado Leeds al diario, que explica que la víctima no denunció los hechos al personal del avión porque "en esa época las mujeres de negocios a menudo tenían que soportar esos comportamientos de sus compañeros varones".

El segundo testimonio es el de la joven Crooks y se refiere a hechos supuestamente ocurridos en el ascensor de la Trump Tower de Manhattan en el 2005.

Crooks ha explicado al diario que se presentó al magnate al coincidir en el ascensor y dado que su empresa hacía negocios con él, y que la respuesta de Trump fue besarla en la boca. "Me besó directamente en la boca (...). Fue muy inapropiado (...). Estaba tan cabreada de que él pensara que yo era tan insignificante como para poder hacerme eso", dijo Crooks.

Tras ese episodio, la joven volvió a su mesa y llamó a su hermana, Brianne Webb, en Ohio, para contarle lo que acababa de suceder.

TOQUETEOS EN UN CONCIERTO

Los hechos que ha descrito McGillivray datan del 2003, al término de un concierto en el hotel Mar-a-Lago, propiedad del magnate inmobiliario y ubicado en Palm Beach. La mujer, como en otras seis ocasiones, había ido en calidad de asistenta del fotógrafo de la propiedad, Ken Davidoff. Tras un recital ofrecido por Ray Charles, en un momento dado estaba de pie detrás del escenario junto al fotógrafo observando al intérprete y a su derecha estaba Donald Trump junto con su, en ese entonces prometida, Melania, cuando de pronto sintió que la agarraban y un "empujón".

"De repente sentí un toqueteo, un pequeño empujón. Creí que era la bolsa de la cámara de Ken, fue mi primer instinto. Me doy la vuelta y ahí está Donald. Él quitó la mirada rápidamente. Yo me di la vuelta hacia Ray Charles, y me quedé aturdida", relata la mujer, quien le contó de inmediato el hecho al fotógrafo.

"Me tocó cerca del centro del trasero. Me sobresalté, salté", agregó.

ABUSOS A UNA PERIODISTA

En su artículo personal en 'People', Natasha Stoynoff afirma que Trump abusó de ella en el 2005 durante una entrevista que le hizo al magnate y a su esposa, Melania, entonces embarazada.

La cita, para hablar del primer aniversario de boda de la pareja, fue también en el hotel Mar-a-Lago, donde empezaron con una sesión de fotografías mientras ellos le contaban "lo felices que habían sido durante su primer año de matrimonio".

"Cuando nos tomamos un descanso para que la muy embarazada Melania subiera al piso de arriba y se cambiara de ropa para más fotos, Donald quiso mostrarme la mansión. Había una habitación 'tremenda', él dijo, que yo tenía que ver", explicó Stoynoff.

FORZADA CONTRA LA PARED

"Entramos solos a la habitación, y Trump cerró la puerta (...). Me giré, y en segundos, él me empujó contra la pared, y metió su lengua hasta mi garganta", añadió la periodista, que dijo que Trump estaba "gordo" y que no pudo hacer nada para frenarle.

Al cabo de un minuto, narra Stoynoff, el mayordomo interrumpió para avisarles de que Melania estaba casi lista para seguir con la entrevista.

Antes de que llegase Melania, sin embargo, Trump tuvo tiempo de seguir acosándola: "Tu sabes que vamos a tener una aventura, ¿verdad? (...) Vamos a tener una aventura, te lo digo", le espetó el magnate a Stoynoff.

"En ese preciso momento entró Melania. En ese instante Donald volvió a modo marido cariñoso, como si nada hubiese sucedido", ha explicado Stoynoff, que prosiguió con la entrevista y después regresó a su hotel, aunque su calvario no terminó ahí.

Al día siguiente tenía una cita con un masajista en el spa del Mar-a-Lago, a la que llegó media hora tarde.

El masajista le explicó que Trump la había esperado durante 15 minutos en el interior de la sala de masajes y al ver que no llegaba optó por irse a una reunión.