Llovía el martes en Santiago. El cielo amenazaba con caerse cuando el presidente, Ricardo Lagos, lanzó una admonición: "Nadie está por encima de la ley". Sus palabras fueron selladas por un fuerte trueno. Luego, con una sonrisa dibujada en el rostro, concluyó: "Me parecía que la frase había que subrayarla, pero no tanto".

Mientras el presidente hablaba, el dictador Augusto Pinochet era atendido en el Hospital Militar como consecuencia de un derrame cerebral, aunque salió ayer mismo. El ingreso hospitalario obligó a la Corte de Apelaciones a posponer el debate sobre un nuevo desafuero del general, esta vez por el asesinato en 1975 de 119 opositores en la operación Colombo.

Otro desafuero, otro ingreso. Nadie hace caso ya de las cuitas del dictador. Otros temas ocupan la mente y los comentarios de los chilenos. El presidente no había pensado en Pinochet cuando descartó que en Chile existieran personajes inmunes a los tribunales. Aludía a la situación del senador democristiano (oficialista) Jorge Lavandero, acusado de pedofilia. El caso Lavandero conmueve tanto al país --involucra a un dirigente que tuvo una activa participación en la lucha contra el régimen militar-- que relegó al convaleciente Pinochet a un plano más que secundario en las noticias y en el interés popular.

En la tarde de ayer, el general ya se encontraba mejor y listo para regresar a su casa. "Esto es una payasada que cansa a la opinión pública: volverá a enfermarse otra vez en vísperas de una audiencia judicial", declaró a este diario Eduardo Contreras, el abogado que quiere encarcelar a Pinochet por su papel en la muerte de 9 personas, víctimas del plan Cóndor.

El Tribunal de Apelaciones acaba de anular el proceso contra el dictador en virtud de su demencia. Sin embargo, Contreras confía en que el Tribunal de Casación revisará ese fallo. "Este tipo no está loco, y su libreto de convaleciente está más que gastado", aseguró.

El general (retirado) Guillermo Garín, portavoz de Pinochet, suele enrojecerse de ira con opiniones como la de Contreras. "Es un insulto a los tribunales y a los médicos considerarlos cómplices de una situación conspirativa, un argumento bajo, de adversarios impulsados por el odio. Pinochet tiene una dolencia muy seria y, además, está a punto de cumplir los 90 años. No está actuando: ni siquiera sigue los procesos porque está incapacitado". Garín asegura que el dictador visita el Hospital Militar más de lo que la gente cree. "Lo que sucede es que la prensa sólo presta atención cuando surge un episodio judicial".

Mofa de un informe

The Clinic es la revista más corrosiva de Chile y no ha dejado nada del dictador sin satirizar. Patricio Fernández, director de la publicación, acababa de cerrar la edición cuando se enteró del ingreso del dictador. "Cuento repetido sale podrido", hubiera titulado Fernández, de haber tenido tiempo de incluir la noticia, según reconoció él mismo a este diario. "La sociedad ya no le hace caso a Pinochet. Ya sabe que sale un desafuero y se enferma. Y desaforarlo, a estas alturas, tampoco es noticia. Por eso, nadie está nervioso".

Las primeras páginas de los medios escritos de Santiago ignoraron ayer al dictador. En cambio, La Nación , el diario que publica el Estado chileno, le dedicó un importante espacio a Jorge Herralde, director de la editorial Anagrama, que acaba de publicar las memorias de Juan Guzmán, el juez que procesó dos veces al dictador. "En Chile pueden aprovecharse toda clase de argucias legales para evitar juicios justos", dijo.