Dominique de Villepin se debate entre la firmeza y la degradación de la situación en la calle. Su llamada al diálogo queda en poco, porque los sindicatos estudiantiles más importantes no acuden. Su competidor, Nicolas Sarkozy, dice apoyarle, pero parece frotarse las manos ante los problemas del primer ministro. Cuidado. La violencia en la calle acaba girándose contra la causa estudiantil, los quema-coches de hace pocos meses se suman a una movilización que les importa un bledo. Y éste es un problema que salpica a Sarkozy. Pero, ¿y la izquierda? Mal, gracias.

*Catedrático de Ciencias Políticas.