El escándalo está servido. La revista colombiana Semana divulga en su edición del domingo que funcionarios de la DEA (la agencia antidrogas de EEUU) en Bogotá y Miami han sido denunciados por el asesinato de informantes, por ayudar a narcotraficantes y figurar en sus nóminas, por auxiliar a paramilitares, pagar sobornos, lavar dinero sucio y hacer declaraciones falsas. Además, han obstaculizado las investigaciones de sus colegas sobre la supuesta venta de material nuclear en España. La denuncia descubre la corrupción en dos de las más grandes oficinas de la agencia antidrogas en el mundo.

Es la primera vez que la DEA es objeto de unas acusaciones tan graves. Thomas M. Kent, un abogado del Departamento de Justicia estadounidense, envió un memorando secreto el 19 de diciembre del 2004 a su jefe, Jodi Avergun, en el que denunció a funcionarios de la oficina de la DEA en Bogotá. Se apoyaba, según dijo, en declaraciones de agentes de Florida que, según los indicios, fueron silenciados cuando la carta de Kent llegó a las más altas instancias.

"Encarando tremendos riesgos para sus carreras y su seguridad, los agentes estaban titubeantes para revelar la información que pedí, incluyendo los nombres de los directamente involucrados en la actividad criminal en EEUU y Bogotá". Pero aceptaron cooperar bajo anonimato.

Sabotaje

De acuerdo con la denuncia, la corrupción traspasó las fronteras de Colombia. Kent asegura que la Oficina de Responsabilidad Profesional de la DEA (OPR, por sus siglas en inglés), así como la Oficina del Inspector General del Departamento de Justicia (OIG), se han encargado de ocultar el caso. Todo apunta a que estas dependencias sabotearon las investigaciones que intentaron llevar a cabo agentes de la DEA en Florida y alguno de la propia OIG.

"Como comenté en mi memorando del 13 de diciembre del 2004, varias investigaciones no relacionadas entre sí, incluida la operación Quitanieve, identificaron a agentes corruptos dentro de la DEA. Quiero hablar con la Sección de Integridad Pública para asegurarme de que las afirmaciones se van a investigar y se va a hacer algo si son ciertas", escribió Kent en la circular secreta publicada por la revista. Pero no se han tomado medidas y muchos implicados ya no están en sus cargos, incluido Kent.

En el documento, Kent habla de los asesinatos de informantes, de los vínculos de agentes de la DEA con narcos y paramilitares, de sus vínculos con el lavado de dinero y cita casos de sobornos, pero sus afirmaciones sobre la venta de material nuclear en España no son claras.

Operación en España

La DEA supo de ese asunto por un informante recluido en una cárcel de Bogotá que estableció una estrecha relación con la guerrilla de las FARC. Al parecer, vendedores en España se pusieron en contacto con él para ofrecerle el material. Según Kent, en el manejo de este caso se descubrieron los primeros síntomas de corrupción, ya que agentes en Colombia hicieron lo posible por impedir que se llegara al fondo del tema.

El documento no explica, sin embargo, de qué tipo de material nuclear se trataba. Tampoco deja claro si los vendedores en España tenían relación con las FARC o qué papel desempeñaba la guerrilla en el asunto. No cita nombres propios ni fechas específicas, pero agentes y exagentes de la DEA consultados por medios de comunicación de Bogotá y Miami dicen que las denuncias de Kent no sólo son ciertas, sino que retratan el grado de corrupción que impera en oficinas de la DEA.

La agencia antidrogas estadounidense negó ayer las acusaciones de Semana . "Estas alegaciones fueron rectificadas por el Departamento de Defensa de EEUU, que informó de que cerraron el caso hace tiempo", dijo Garrison Courtney, portavoz de la DEA.