Un año después de que Washington cediera el poder a las autoridades iraquís, aniversario que se cumple mañana, los muertos en Irak se siguen contando a decenas cada día. Ayer fueron casi 40, la mayoría miembros de las fuerzas de seguridad. En la ciudad norteña de Mosul hubo tres ataques suicidas.

El más mortífero se llevó la vida de al menos 15 personas, gran parte trabajadores civiles de un centro militar iraquí. El atentado lo cometieron dos kamikazes que se inmolaron en el párking de entrada a la base. Dos horas antes, otro terrorista suicida, que conducía una camioneta con melones y explosivos, hizo estallar el vehículo contra una comisaría del centro de la ciudad. La explosión acabó con la vida de seis uniformados y dos civiles.

VICTIMAS MENORES El tercer atentado en Mosul tuvo como blanco el puesto policial de un hospital y costó la vida a cinco agentes. A estas muertes hay que añadir las de seis miembros de las fuerzas especiales de la policía y de un coronel, que fallecieron en ataques en Bagdad. Las autoridades informaron de la muerte de cuatro civiles, dos de ellos niños, al impactar dos proyectiles de mortero en una vivienda del barrio bagdadí de Baladiyat, así como de cinco campesinos shiís en el sur.