Llevaban el viaje en las venas. Los guipuzcoanos Mikel Essery, de 54 años, y Magie Alvarez Calleja, de 24, eran el guía y la ayudante en la ruta por Yemen y nunca antes habían tenido problemas. "Se sabía que era un país inseguro, pero Mikel siempre tenía buena relación con las personas, no tenía miedo", decía ayer su hermano Alberto.

Profesor de inglés y jefe de estudios en la ikastola Intxaurrondo Hegoa, de San Sebastián, Essery aprovechaba las vacaciones para recorrer el mundo y acercarse a otras culturas. Sus regresos se acompañaban de exposiciones, charlas y debates sobre lo vivido. Era tal su pasión, que durante el curso organizaba excursiones posibles para los alumnos de la ikastola .

Tras 20 años como guía de viaje durante su tiempo libre, en el 2007 decidió tomarse un año sabático y participar como socio en Banoa. Esta agencia organiza el tipo de viaje alternativo y singular para el que Essery se convirtió en un magnífico colaborador por su amplia experiencia.

"Era un enamorado de Yemen. El decía que había que estar loco para quedarse quieto y no viajar. Sabía que en un viaje puede pasar cualquier cosa, pero jamás pensó en no volver", recordaban sus amigos. Separado recientemente y con dos hijos, su familia hacía ayer piña.

También los allegados de Magie, también nacida en Zarautz (Guipúzcoa), trataban de afrontar la situación. Era auxiliar de enfermería, pero se definía como una mochilera . Había decidido dejar su empleo de hostelera en Zarautz y viajaba a Yemen como ayudante de Essery, para aprender y ser guía de viajes.