La plana mayor de la oposición demócrata arremetió ayer contra el presidente de EEUU, George Bush, exigiendo una investigación a fondo en el Congreso para determinar si la Casa Blanca manipuló los datos del espionaje sobre Irak con el fin de justificar la guerra. El martes, la Presidencia de EEUU no tuvo más remedio que reconocer que Bush se apoyó en documentos falsos al acusar en enero a Bagdad de tratar de comprar uranio en Níger para relanzar su programa nuclear.

El presidente Bush se reafirmó en lo acertado de su guerra contra Sadam y aseguró no tener "ninguna duda de que EEUU hizo lo correcto al derrocarle". "Sadam era una amenaza para la paz del mundo", recalcó Bush desde Suráfrica, donde se encontraba ayer de visita oficial. La supuesta tenencia de armas de destrucción masiva justificó la contienda, aunque ahora que el régimen de Sadam se ha derrumbado, esas armas no aparecen.

En Washington, el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, puntualizó que EEUU "no atacó a Irak" porque existieran nuevas pruebas de que "perseguía almacenar" tales armas, sino porque "examinamos las pruebas bajo una nueva luz, a través del prisma de nuestra experiencia del 11-S".

La mención al trauma de los atentados terroristas de Nueva York y Washington no bastó para espantar a los demócratas, que exigen una investigación por parte del Congreso.

El mea culpa de la Casa Blanca sobre la acusación de Bush de que Irak trató de adquirir uranio en Níger "es un reconocimiento de que nos proporcionaron información falsa; es otra razón para que una investigación completa se inicie lo antes posible", clamó Tom Daschle, jefe de la minoría demócrata en el Senado. "Es más importante que nunca que el Congreso realice una investigación eficaz sobre el uso de las fuentes del espionaje para justificar la guerra", dijo la voz más liberal de los demócratas, el senador Ted Kennedy.

DETENCIONES

Por otro lado, ayer cayeron en manos de las fuerzas ocupantes dos exdirigentes iraquís que aparecían en la baraja de los 55 más buscados. Mizban Jader al Hadi, número 23 de la lista, se entregó en Bagdad. Mahmud Dhiyab al Ahmad, exministro de Interior y número 29 de la baraja, fue capturado en algún lugar del país.