Dentro de Guantánamo, es decir, más allá de las vallas que rodean el centro de detención, todo parece menos malo de lo que se denuncia. "Meca", se lee en un adhesivo pegado en la plancha de metal sobre la que descansa una colchoneta. Es el interior de una celda de 2 por 1,5 metros en Camp Delta, uno de los campamentos donde EEUU mantiene encerrados a algunos de los cerca de 600 prisioneros de la base. Una gentileza: el adhesivo incorpora una flecha que apunta en dirección a la ciudad sagrada.

Eso sí, muchos de los que han sido liberados hasta ahora se quejan de que ni siquiera les dejaban orar.

Censuradas, como era de esperarse, pero en todo caso más reveladoras de cuantas se habían visto antes, las fotografías divulgadas ayer enseñan detalles hasta ahora desconocidos del centro de detención de la base militar estadounidense: celdas, patios, habitaciones colectivas y habitaciones destinadas a interrogar a los presos. El Pentágono ha abierto las puertas de la prisión a pocos meses de que se inicien los juicios de 15 detenidos en un tribunal militar especialmente constituido para realizar esta tarea; el primer tribunal de este tipo que Estados Unidos pone en marcha desde que finalizó la segunda guerra mundial.

Derechos humanos

La divulgación de las fotografías ha coincidido con la petición que el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha hecho a la administración de Washington para que le informe, antes de final de año, sobre "el estatuto jurídico" de los detenidos en la base, informa Juan Gasparini. La petición incluye a los presos en Afganistán y "en otros lugares", en alusión a la posible existencia de detenidos en la isla de Diego García, según informaron fuentes de la ONU en Ginebra.

El órgano que vigila el cumplimiento del Pacto de Derechos Civiles y Políticos, uno de los pilares del sistema de las Naciones Unidas, ha urgido además al Gobierno de EEUU para que le remita un informe sobre las denuncias sobre torturas en las prisiones de Irak.