El ministro francés de Interior fue el primero en reconocerlo, el miércoles, ante la Asamblea Nacional. "Esta gentuza ha actuado ante todo por motivos crápulas y sórdidos, por dinero y con la convicción, entre comillas, de que todos los judíos tienen dinero", dijo Nicolas Sarkozy en referencia a los 12 detenidos por secuestrar y torturar durante tres semanas al joven vendedor de teléfonos móviles Ilan Halimi. "Es lo que se llama antisemitismo por amalgama", manifestó.

Este acto de "barbarie extrema", según la policía, hizo que el presidente, Jacques Chirac, prometiera a los padres de la víctima que "se hará toda la luz" sobre el asesinato del muchacho. La madre del joven, Ruth Halimi, piensa que su hijo "ha sido sacrificado en nombre de todos los jóvenes judíos". La muerte de Ilan ha provocado una gran consternación en Francia y ayer adoptó una dimensión nacional con la participación de Chirac en una ceremonia en la gran sinagoga de la Victoria, en París. También estaban el primer ministro, Dominique de Villepin, miembros del Gobierno, los líderes de los principales partidos y autoridades religiosas. La clase política se ha sumado a la convocatoria de una manifestación de repulsa contra el racismo y el antisemitismo, que tendrá lugar el domingo.

Los comerciantes del bulevar Voltaire de París, donde trabajaba Halimi, lamentan más el clima de inseguridad que el de antisemitismo. "Las agresiones son cada vez más frecuentes y nos sentimos amenazados como ciudadanos, no como judíos", asegura uno.

Todo comenzó el 21 de enero. Halimi, de 23 años, estaba en su tienda cuando entró en el establecimiento una atractiva joven rubia que lo sedujo. Ella le dio su teléfono; él la llamó y consiguió una cita, pero acabó secuestrado por La pandilla de los bárbaros , una banda multiétnica bautizada así por su jefe, Yusuf Fofana, de Costa de Marfil.

El pasado 13 de febrero, Halimi fue hallado agonizante en las afueras de París. Atado, con una venda en los ojos, con quemaduras en el 80% del cuerpo y señales de haber sido salvajemente torturado, murió antes de llegar al hospital. La policía difundió por la prensa el retrato robot de la chica que había servido de señuelo. Otra mujer integrante de la banda la reconoció y se presentó en comisaría.

El cerebro bárbaro

Gracias a ella, la policía detuvo a 12 personas. Pero Fofana logró escapar a Costa de Marfil. La policía descartó en principio un móvil antisemita, pero la familia insistió en que los secuestradores, que pedían un rescate de 450.000 euros, se habían referido a su condición de judío.

La magistrada encargada de la instrucción, Corinne Goetzmann, acabó dándoles la razón en parte, puesto que siete de los detenidos han sido procesados por "asociación de malhechores, barbarie, asesinato y crimen cometido en razón de la pertenencia a una etnia, raza o religión". También se filtró que en el piso donde estuvo encerrado el joven había documentos salafistas y de apoyo a Palestina.

El "cerebro de los bárbaros", como se hacía llamar Fofana, fue detenido en Abidjan; se espera una pronta extradición. Admitió su implicación en el secuestro de Halimi pero negó ser responsable de su muerte, y precisó que "no estaba previsto matarle. Lo único que se quería era el rescate".